Breve análisis narratológico de “El faro”
El cuento “El faro” de Juan José Arreola (1918-2001) trata sobre un matrimonio, Amelia y Genaro, que viven en un faro junto a otro hombre. Resulta que Amelia le es infiel a su esposo con este hombre, pero a Genaro parece no importarle. Es más, parece saber la historia entre ambos y, de alguna manera, le gusta ser, desde la otra óptica, “el amante”. Esto incomoda a Amelia y al otro hombre, pues, incluso Genaro está convencido de que, si ellos desean abandonar el faro alguna vez, él iría con ellos.
La historia está narrada en primera persona por el amante de Amelia. Se trata de un narrador-personaje que participa directamente de la historia, en este caso, un narrador autodiegético. En cuanto a la perspectiva narrativa, se desarrolla una perspectiva literal, es decir, la percepción de alguien dentro de la diégesis, desde dos puntos: en primer lugar, desde el narrador personaje y Amelia, en contra de las actitudes de Genaro; y, en segundo lugar, desde Genaro, con la burla de la situación en la que se encuentran Amelia y el narrador. Existe, además, una focalización interna de carácter múltiple. Se trata de un mismo acontecimiento focalizado por diversos personajes: primero, el narrador que cuenta la historia opina, recuerda, se proyecta. Segundo, Amelia quien, al parecer, está de acuerdo con el narrador, pero no tiene presencia de focalización. Tercero, Genaro, quien se contrapone a los actos del narrador y Amelia.
Con respecto al tiempo, se pueden encontrar alteraciones temporales, que no son constantes. Junto a ello, en lo que se refiere al orden, el cuento presenta un retorno al pasado, una analepsis. En realidad, la única frase en presente es la primera, en el primer párrafo: “Lo que hace Genaro es horrible. Se sirve de armas imprevistas. Nuestra situación se vuelve asquerosa”. Las demás construcciones resultan ser analepsis o saltos al pasado. Se tratan de analepsis internas de carácter homodiegético.
En cuanto a la duración, el cuento presenta breves pausas. Se detiene el tiempo de la historia y avanza el tiempo del discurso, generalmente para ir hacia atrás, donde aparecen pequeñas digresiones narrativas. Ahí se incluyen, dentro de la narración, comentarios u opiniones. Del mismo modo, con respecto a la frecuencia, el cuento posee una frecuencia iterativa, en el sentido que se cuenta una vez lo que ha sucedido varias veces. Aunque también podría llamarse frecuencia repetitiva porque nos cuenta el mismo tema, la diferencia radica en que las narraciones son diferentes.
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