¡Aúpa Tuna UNSCH!
En Ayacucho, en la bella y señorial ciudad de Huamanga, el 1 de abril de 1963, se fundó la Tuna Universitaria San Cristóbal de Huamanga (UNSCH), catalogada como la Tuna Decana de América Latina. Desde entonces, han hilvanado innumerables historias en coplas, propias de inquietos jóvenes quienes se atreven a retar las interminables noches, convirtiéndolas en escenarios mágicos, donde los amores y desamores se posicionan compitiendo en brillo con la propia luna o las estrellas.
Felizmente, ese mágico arte de tunería se sigue cultivando y las nuevas generaciones siguen alimentando los amaneceres para que el día sea esa radiante sonrisa, que solo ellos, los tunos, son capaces de arrancarnos. En estos 59 años, la Tuna de la UNSCH, recorrió muchos escenarios del país y nos representó con mucha prestancia en escenarios internacionales, donde se hicieron acreedores a innumerables galardones, ganados con sudor, lágrimas, sonrisas, penas pero sobre todo, con talento y hermandad. No cabe duda que hasta ahora es una de las tunas más tradicionales y representativas a nivel nacional, difundiendo en su repertorio música que perdura en el tiempo.
En estos días, la Basílica Catedral y las calles de Huamanga, fueron literalmente tomadas por tunos de diferentes generaciones, porque cuando ellos deciden hacerlo, lo hacen como si fuera la última vez, a sabiendas que toda presentación son ceremonias memorables, únicas e irrepetibles, como toda vez primera. Y la fiesta fue aún mayor, no podrían haber faltado en el escenario otra de las tunas emblemáticas, la Tuna San Cristóbal de Huamanga. Por eso, en la historia de la Tuna Universitaria del Perú, resaltará nítidamente retablos con registros de los doctos tunos ayacuchanos.
Los joviales y alegres estudiantes, con instrumentos musicales en mano, llevan cual pregoneros, su mensaje de hermandad más allá de los claustros universitarios. Cantar y tocar, en especial en serenatas, siempre serán bellas forma de compartir alegría. Sigan muchachos de siempre, sigan llevando una vida de errantes, sigan viajando, cantando y tocando. De ustedes aprendimos a compartir todo, a ritmo de música; sigan llevando el mensaje de hermandad, porque este mundo necesita con urgencia distribuir el canto para alimentar el espíritu de los eternos jóvenes aunque los inviernos nos anden acorralando. Que la fiesta se extienda y que el venidero aniversario sea motivo de una celebración mayor. Vendrán tiempos mejores para compartir noches y días enteros con cantos, bailes, coplas y melodías como quien saluda nuevamente a la vida. ¡Aúpa tunos de Ayacucho, aúpa tunos del mundo!
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