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Alienaciones modernas

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Fecha Publicación: 04/09/2020 - 12:14
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“La vida se encargó de enseñarle que si quería triunfar en una ciudad colonial más valía saltar las etapas intermediarias y ser antes que un blanquito de acá un gringo de allá”. Julio Ramón Ribeyro era un maestro, sin duda. Lo es todavía, aunque no esté. Y ese cuento, “Alienación”, marcó una época, incluso hasta ahora, cuando reflexionamos sobre nuevas formas de racismo –y de alienación– que se apropian de estos tiempos
modernos.

La narrativa de Ribeyro, y ese cuento en especial, no solo significó una crítica, sino además mostró a un escritor que observó más allá de su tiempo: sujetos que no se aceptan, que no quieren ser ellos, sino ser otros para pertenecer a nuevos espacios. La situación es bastante compleja. Apropiarse de otros (otra imagen, otra persona, otra identidad) siempre es una tarea que trata de llenar una carencia, un vacío. Otras veces, se fija en modelos distorsionados que persiguen una categoría aspiracional, de lo que, según su razonamiento, se quiere conseguir, pero se muestra difícil de alcanzar. Entonces todo se convierte en un reto. Esos sujetos que vemos a nuestro alrededor y que se alienan para sentirse otros, enceguecen su realidad y terminan creando otra alterna que la asumen como natural.

En general, la obra de Ribeyro se mueve en una época de cambios sociales y culturales. Son épocas de migración, de cambios de espacios, de costumbres. Hoy, tantos años después, la historia de Ribeyro se repite, pero no en medio de esos cambios, sino a partir de otras migraciones, unas que son más internas, esas que convierten a las personas en sujetos más insensibles ante los demás. Esas alienaciones modernas siguen el mismo patrón, funcionan de la misma manera y quienes la padecen la han normalizado de tal manera que, muchas veces, ni siquiera son conscientes de su pobreza, no económica, por cierto, sino de identidad.