Alerta y correctivos
El 7 de junio es una fecha de mucho simbolismo para el Perú. Se celebra el Día de la Bandera que nos recuerda la batalla de Arica en 1880, fecha en que las tropas peruanas se enfrentaron a las de Chile. Durante el gobierno de Augusto B. Leguía, se establece esta fecha cívica, con el objetivo de que los peruanos valoremos y resaltemos la importancia de este símbolo patrio en memoria al acto de valor y sacrificio de nuestros valerosos soldados que defendieron, con sus vidas, a la patria.
Recordemos la figura de Alfonso Ugarte, jefe de la Octava División, quien optó por lanzarse desde el morro de Arica para impedir que la Bandera Nacional cayera en manos de los invasores.
El Día de la Bandera tiene un valor histórico especial. Así fue como se nos enseñó desde las aulas escolares. No parece, sin embargo, significar mucho para un grupo de dirigentes radicales de la ciudad de Puno que este 7 de junio prefirieron ondear no la bandera blanquirroja, sino una blanquinegra en abierta transgresión a la ley.
Hacerlo de este modo tiene que ser castigado y para ello están las autoridades pertinentes.
Ya en una asonada anterior, ocurrió algo similar o peor, en Puno, durante las movilizaciones contra el gobierno y en defensa del expresidente golpista, Pedro Castillo. Aquella vez las fuerzas del orden y los soldados de nuestras FFAA, fueron impedidos, por la turba, de izar el pabellón nacional, como solían hacerlo todos los domingos. Y, esta vez, intentaron hacer lo propio, siendo repelidos por los valerosos soldados al haber tomado el control de la Plaza de Armas de la ciudad.
Los radicales migraron, entonces, a Juliaca donde intentaron izar una bandera negra, pero no pudieron hacerlo por falta de una soguilla, según dio cuenta la prensa. Pero en el distrito fronterizo de Ilave la situación fue distinta. Los pobladores izaron la bandera negra que portaban, sin permitir la presencia de nuestras fuerzas del orden ni de los efectivos de las FFAA, en memoria de sus muertos durante las acciones violentas de protesta contra el ejecutivo, a principios de año, lo cual indica que el gobierno no tiene control de esta zona sur del país, hecho que debe llamar a reflexión.
Por otro lado, esta semana la presidenta Dina Boluarte cumplió con acudir a la citación de la Fiscal de la Nación para declarar por las muertes ocurridas durante los días de protesta de algunos sectores de la población, sobre todo en las regiones del sur del país como Puno, Cusco., Arequipa y Ayacucho. Y en otro momento, durante su discurso en la ceremonia por el 143° aniversario de la Batalla de Arica, la mandataria solicitó al Ministerio Público reforzar las investigaciones contra quienes estén implicados en el golpe de Estado fallido que lideró el expresidente Pedro Castillo y sean sancionados con todo el rigor de la ley.
No podemos dejar de comentar, por otra parte, la iniciativa del gobierno, que nos parece bien, de decretar el estado de emergencia por 60 días en 18 regiones de todo el país ante la eventualidad de un nuevo Fenómeno del Niño, con el riesgo que ello implica para las poblaciones más vulnerables. Nada hay mejor que la previsión. Dejemos de ser sólo reactivos frente a hechos consumados.
Ya el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) ha alertado que algunas regiones del país se hallan más expuestas a los efectos de un Niño como se anuncia. Ha dicho que un fenómeno como el que se espera “generaría inundaciones y movimientos en masa en la costa peruana y vertiente occidental de los Andes, con consecuentes pérdidas y daños a la vida, la salud y los medios de vida de la población”. Debemos estar preparados.
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