Al pie del infierno

La PUCP celebró Aula Magna, evento que por 28 años reflexiona sobre el Perú. En su última jornada presentó a dos candidatos con visiones opuestas: Verónika Mendoza y Rafael Belaunde Llosa (con María Isabel Remy y Juan Carlos Tafur).
Tafur advirtió de su pesimismo sobre la victoria del “radicalismo” en 2026. El dedo no apuntó a Mendoza, pero no se excluye. Nombres como Antauro o Bellido… son ejemplos apocalípticos, pero una idea giró en mi mente: el centro está lleno (Remy), y la solución es una propuesta disruptiva lejana a la izquierda y al progresismo woke.
Rafael Belaunde, liberal y pragmático, presentó una visión clara: priorizar a los más pobres. Con un enfoque técnico y propuestas que recuerdan el reto geográfico de su abuelo, destacó la necesidad de infraestructura e inversión como columna vertebral para cerrar brechas económicas y geográficas. Entiende que el mercado es fundamental y tiene las claves para liberar las fuerzas productivas.
Mendoza, retomó los clásicos de la izquierda, como la asamblea constituyente, aunque evitó cualquier referencia al gobierno de Castillo, su exaliado promotor de una constituyente zurda. Mendoza habló sobre la necesidad de combatir el “fraude electoral”, cosa que no hizo en 2021. Aludió a la posverdad de los medios, lo que sonó amenazante. Más de lo mismo.
Mendoza no mencionó a Cuba, Venezuela o Nicaragua. Tampoco presentó una alternativa que trascendiera las generalidades ideológicas.
Belaunde propuso una salida con sentido común. Expresó su rechazo al populismo y a los partidos empresa (sí, ciertamente corremos en la misma línea liberal). Sus mensajes son los de un empresario, economista y candidato a la presidencia que es nuevo en la política. Con precisión quirúrgica, se centró en propuestas pragmáticas y mencionó pendientes en diversos tramos de las provincias del Perú. Mendoza, histriónica y algo agresiva, se aferró a un discurso que sonó a demanda, no a propuesta.
A un pie del infierno por tanto cacaseno diciendo que a Antauro hay que ganarle en la cancha, con algún cojuridico haciéndola de defensor de causas peligrosas y varios bobos etiquetando a medio mundo como DBA o caviar, así de bonzos marchamos a la gran paila del infierno.
El capitalismo popular liberal que predicamos es lo novedoso para un país cansado de promesas, de extremismos cada cinco años, de dilemas entre el mal mayor y el mal menor, y de los mañosos discursos de los politicastros y los corruptos.

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