Ajíes y pimientos: del sabor local al protagonismo global
En un mundo que valora cada vez más los productos saludables, versátiles y con identidad, los ajíes y pimientos han alcanzado un papel protagónico. Según el Centro de Investigación de Economía y Negocios Globales de ADEX, en el 2024 las exportaciones globales de capsicum sumaron US$ 15,264 millones, registrando un crecimiento del 5.8% respecto al año anterior.
En el podio de los principales exportadores se ubicaron China, México y España, países cuya posición refleja no solo su capacidad productiva, sino también el impacto de políticas sostenidas de promoción y posicionamiento internacional. Perú ocupó el 8° lugar a nivel mundial y el 2° en América Latina, únicamente por detrás de México.
Un factor clave que distingue a los capsicum peruanos es su marcada singularidad. Aroma, sabor y color conforman un perfil organoléptico único que abre puertas a nichos premium y posiciona al país como un proveedor confiable de productos agroexportables de alta calidad. Para aprovechar este potencial, es imprescindible avanzar hacia una oferta con mayor valor agregado y construir una reputación internacional basada en la excelencia.
Sin embargo, aún hay retos pendientes. La agenda del sector incluye la mejora continua de la calidad, el cumplimiento estricto de los estándares de inocuidad, la incorporación de tecnología, la capacitación técnica de los productores y una articulación más efectiva entre el sector público y privado. No se trata únicamente de aumentar la producción, sino de elevar su nivel. Prácticas agrícolas inadecuadas, el uso incorrecto de plaguicidas y la falta de conocimiento técnico siguen siendo barreras que limitan nuestra competitividad.
También es urgente diversificar mercados, innovar en formatos y presentaciones, y adaptar la oferta a consumidores cada vez más exigentes. Para ello, se necesita una sinergia real entre productores, exportadores e instituciones como Mincetur, Midagri, Senasa y PromPerú.
Durante el II Encuentro Empresarial de Capsicum, que organizó Adex en Arequipa, se estimó que más de 11 mil productores cultivan estas variedades en Barranca, Lambayeque, La Libertad, Arequipa, Piura e Ica. Muchos de ellos requieren capacitación en Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y trazabilidad, condiciones fundamentales para responder a las exigencias del mercado global.
El mundo ya no busca solo sabor y color: valora también la sostenibilidad, la trazabilidad y el compromiso ético. Con productores capacitados, acceso a tecnología y reducción de sobrecostos, Perú tiene todo para consolidarse como potencia mundial en ajíes, pimientos y rocotos.
El caso de la páprika peruana es emblemático. Su competitividad se ve amenazada si no se aborda con firmeza la contaminación microbiológica (por hongos durante el cultivo, secado o almacenamiento), la presencia de residuos químicos (producto del uso indebido de agroquímicos) y las prácticas agrícolas deficientes. Estos factores comprometen tanto la salud del consumidor como nuestra imagen como proveedor confiable.
Superar estos desafíos exige una visión integral. Desde el análisis del suelo, el manejo hídrico y la elección del sistema de cultivo, hasta el monitoreo sanitario y la aplicación adecuada de insumos, cada etapa debe orientarse a garantizar la calidad e inocuidad del producto final.
La excelencia debe ser la brújula de todo el proceso productivo. Solo así podremos ofrecer frutos libres de residuos, con atributos consistentes, capaces de competir en los mercados más exigentes del mundo.
Profesionalizar la agricultura, tecnificar el campo y cumplir con estándares internacionales ya no son objetivos opcionales: son condiciones indispensables para que la páprika y demás capsicum peruanos sigan brillando como los verdaderos embajadores del sabor del Perú ante el mundo.
*Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX)
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