Cuando era niño y cursaba la educación inicial, en mi querido Bolívar (San Miguel de Cajamarca), se produjo la visita del obispo de Cajamarca, monseñor José Dammert Bellido; recuerdo a las autoridades del entonces caserío afanosas por darle la mejor bienvenida al prelado, recayó en mí la entrega de un presente y el saludo de bienvenida; a mi corta edad, me sentía alguien importante y representa
Willy Ramírez Chávarry
La pobreza, al menos en nuestro país, es un tema que nunca pasa desapercibido; lo primero que se nos ocurre es asignarle la responsabilidad al gobierno o a instituciones benéficas.
Hace unos días me preguntaban, en una entrevista, acerca de mi origen y de mi niñez; mencionaba que provengo de un pequeño lugar donde comienzan las montañas en el norte del Perú, se llama Bolívar y políticamente pertenece a la provincia de San Miguel y al departamento de Cajamarca; sin embargo, por encontrarnos en la cuenca del río Zaña, tenemos mayor contacto con las ciudades de Chiclayo (Lam
En nuestro país, existen lugares donde las personas luchan todos los días por su sobrevivencia, sin poder siquiera obtener una comida; de hecho, en estos momentos, hay personas que no han ingerido bocado alguno.
En nuestro país, millones de personas están sumidas en la pobreza o pobreza extrema, viviendo en una economía estancada y divergiendo de los demás peruanos. En este contexto, resulta difícil ser optimista; nos sentimos impotentes frente a esta realidad, pero, aun así, debemos expresar una voz de esperanza, en el desafío que constituye el ansiado desarrollo.
Todos nosotros anhelamos la prosperidad; esta palabra quizás irrumpa en el silencio de la pobreza extrema, de la desnutrición crónica, problemas que coexisten y que -muchas veces- nos negamos a aceptar.
El sabio y amauta del Perú: Javier Pulgar Vidal, a quien tuve la dicha de conocer, siempre resaltaba el significado del nombre de nuestro país; decía el maestro que significa “abundancia”, es decir, somos el país de la abundancia.
Existe un trabajo que hace posible que desarrollemos todos los demás trabajos; este es desarrollado por mujeres que trabajan en nuestros hogares a diario, cuidando a nuestros hijos, familiares con alguna discapacidad y adultos mayores o manteniendo el orden y la limpieza del espacio donde vivimos; estas tareas son desarrolladas casi en su totalidad por mujeres, mayoritariamente procedentes del
En las ciudades es casi común encargar el cuidado de los niños a jóvenes mujeres que han sido traídas del interior de nuestro país, de aquellos lugares donde el Estado no llega; niñas o adolescentes que deben dejar a su familia nuclear y migrar a la ciudad y convivir con personas que no son sus parientes y que, por más consideración que se le tenga, nunca formará parte de ella; en su nuevo ento
Las declaraciones de derechos humanos y las cartas fundamentales de los Estados proclaman la igualdad entre mujeres y hombres; pero ¿qué significa esa igualdad y cómo podemos hacerla efectiva?
La desigualdad ha existido desde siempre; la revolución francesa y las declaraciones de independencia no corrigieron ese problema, hasta el día de hoy la desigualdad corroe a nuestra sociedad. Ahora, en un mundo abierto, lo único que ha cambiado es que la evidencia es más visible, se pueden hacer comparaciones y lograr identificar el quid del asunto; seguimos siendo miserables.
En mi columna anterior reflexionaba acerca del futuro del trabajo; es innegable el progreso que estamos viviendo y, como es natural, ha surgido el temor de que la automatización pueda desplazar a los trabajadores y conducirnos a una cantidad inimaginable de desempleados; este temor no es nuevo, ya lo hemos vivido hace dos siglos y esta preocupación ha surgido en reiteradas ocasiones.
Cuando uno es niño, muchas veces pensamos en cómo será el futuro, qué nuevos inventos o qué nuevas tecnologías nos sorprenderán; en mi época, teníamos a la televisión como fuente de imágenes futuristas o algunas publicaciones que nos advertían cómo sería el futuro; cualquier pronóstico ha quedado corto con todo el avance científico y tecnológico de los últimos tiempos.
En los años ochenta era común el uso de la máquina de escribir para la elaboración de documentos; de hecho, mi padre me enseñó a usarla y no he olvidado a la pequeña y antigua máquina OLYMPIA; en los últimos años de secundaria recibí clases teóricas -¡sí, teóricas!- de computación; ya en la universidad, tenía que hacer mis tareas utilizando una computadora con dos tipos de diskette: uno para ca
Hace 50,000 años, en la era del Paleolítico, vivíamos en un mundo lleno de peligro, teníamos prácticamente a toda la naturaleza en nuestra contra, ya sea el clima adverso, la falta de recursos o las fieras salvajes; es así que nos fuimos convirtiendo en seres sociales, viviendo y trabajando juntos, dentro de un círculo de seguridad, dentro de la tribu, con un sentido de pertenencia; recién al e
Estamos a pocas horas de celebrar nuestros primeros doscientos años de vida republicana; desde hace más de un año estamos luchando contra una fatal pandemia, hace pocos meses hemos elegido a quienes nos representarán en el primer poder del Estado, hace pocas semanas elegimos a quien personificará a nuestra nación y dirigirá su destino.
La pandemia de la covid-19 nos ha sumido en una profunda crisis, contra la cual todos venimos luchando; la economía y las finanzas -a todo nivel- se encuentran en la misma situación; lo que también nos debe preocupar es la crisis política, hemos perdido la capacidad de afrontar los conflictos tal como se presentan, no somos capaces de identificar la verdadera causa, identificar a los protagonis
En el mundo digital, todos (o casi todos) formamos parte de las redes sociales; por medio de ellas nos enteramos de lo que acontece en el mundo, en tiempo real y antes que en los medios de comunicación tradicionales; casi a diario se hacen públicas noticias o actos reñidos contra la moral de personajes públicos, muchas veces es información falsa o trucada; de hecho, si fuera real, tampoco se ti