¿Vale la pena ser paseador de perros en Lima? Conozca cuánto se gana

Mientras muchos profesionales en el Perú enfrentan dificultades para alcanzar un ingreso estable, un grupo creciente de trabajadores encontró en el cuidado de perros, una opción lucrativa y poco convencional.

En Lima, el oficio de paseador de perros empezó a destacarse como una alternativa económica viable, al punto de producir ingresos mensuales que superan los 3,500 soles, cifra que sobrepasa el salario promedio de varios profesionales universitarios.

Jean Carlos Herrera es uno de los casos más visibles. Con estudios en nutrición y experiencia como preparador físico, Herrera decidió dejar atrás su carrera en el área de salud para dedicarse por completo a pasear perros.

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“Soy preparador físico, estudié nutrición y dietética, pero no lo estoy ejerciendo ahorita. Trabajé en una clínica dos años en Arequipa y de ahí me vine por aquí”, contó en una entrevista para un medio local.

Desde entonces, el joven organiza su jornada laboral entre las 5:30 a. m. y las 7:00 p. m., tiempo durante el cual cuida, ejercita y socializa a decenas de canes.

Su labor no solo implica caminar con las mascotas por el vecindario, sino también garantizar su bienestar físico y emocional.

“Trabajo bastantes horas, pero en temporada alta puedo llegar a ganar entre 3.500 y 3.800 soles al mes”, afirmó.

En una ciudad como Lima, donde el ritmo de vida urbano obliga a muchos propietarios a buscar apoyo para el cuidado de sus mascotas, la demanda por paseadores confiables incrementó.

Los dueños priorizan la seguridad, experiencia y vínculo afectivo que estos profesionales pueden ofrecer a sus animales.

A diferencia de lo que algunos podrían pensar, esta ocupación requiere formación autodidacta en comportamiento animal, responsabilidad constante y una alta vocación de servicio.

Muchos paseadores incluso amplían su oferta con servicios como alimentación, atención básica y acompañamiento personalizado para perros con necesidades especiales.

Según Herrera, el éxito en este rubro depende tanto de la organización como del compromiso. “Controlo mis tiempos, tengo mis clientes fijos y ellos me recomiendan. Es un trabajo de confianza”, explicó.

Además, resalta que la estabilidad económica que alcanzó le permite mantenerse independiente y disfrutar de una rutina laboral al aire libre.

Aunque aún es una actividad poco visibilizada en el mercado laboral formal, el trabajo como paseador de perros se consolida como una opción rentable y digna en la capital, especialmente para quienes valoran la flexibilidad y el contacto con los animales.

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