IA transforma día a día la experiencia laboral
La inteligencia artificial ya transforma nuestra forma de vivir y trabajar, pero su avance acelerado plantea desafíos éticos, de seguridad y humanos que exigen una adopción más estratégica y consciente.
Las herramientas de inteligencia artificial (IA) ya no son promesas futuras: están modificando profundamente la manera en que trabajamos, tomamos decisiones y competimos.
“Todo avanza tan rápido que cuando por fin creemos estar al día, ya han aparecido tres nuevas cosas que cambian las reglas del juego”, señala David Soto, Global director Offer, Partnerships & Innovation de Softtek, en su reciente visita a Perú.
Soto identificó cuatro dimensiones clave donde la inteligencia artificial ya está dejando huella: la forma en que nos informamos, el modo en que trabajamos, nuestra relación con las marcas y la redefinición de la seguridad digital. La desinformación es uno de los primeros síntomas. El auge de contenidos generados con IA ha acelerado la propagación de noticias falsas, videos manipulados y suplantaciones de identidad. “La IA permite clonar voces con solo 20 segundos de audio, y eso está abriendo brechas de seguridad reales en empresas y familias”.
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En el plano social, la impaciencia tecnológica está modificando comportamientos incluso en generaciones que antes se mostraban más resistentes al cambio. En paralelo, la interacción con las marcas exige cada vez más valor agregado. Los consumidores ya no solo esperan soluciones funcionales, sino experiencias útiles, personalizadas y emocionalmente relevantes.
Y finalmente, el cambio más silencioso pero decisivo: la revitalización social. Muchas personas están redescubriendo el valor del contacto humano y lo analógico como respuesta al tecnoestrés, como un intento de balancear la tecnología que cada vez es más omnipresente en todas nuestras acciones.
Más allá de los avances tecnológicos, es importante adoptar una mirada estratégica y ética frente a la IA. Esto implica preparar a los equipos, detectar casos de uso reales, desarrollar modelos propios y establecer normas claras para su implementación responsable.
“Dar acceso masivo a herramientas de IA sin contexto es como entregar un Ferrari para transitar una calle sin asfaltar. No se trata solo de tener la tecnología, sino de saber para qué y cómo usarla”. El potencial de la IA es para reducir brechas, optimizar servicios públicos y combatir enfermedades antes incurables.
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