Una ministra con buen ritmo
Se trata de la flamante ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Lesly Shica.
Dicen que una de las razones por las que el Gabinete del Dr. Ernesto Álvarez Miranda podría tener aceptación es por la experiencia y el ritmo que sus ministros impriman en sus sectores. ¿Ritmo? Pues sí.
Resulta que la flamante ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Leslie Shica, tiene ritmo de sobra: en sus redes se la ve disfrutando buena música y buenos lugares —como La Rosa Náutica— para celebrar ocasiones especiales.
Esperemos le imprima dinamismo, transparencia y buena voluntad a su gestión… ¡que siga el ritmo!
Degeneración Z
Ahora está clarísimo que la marcha de la llamada “Generación Z”, esa que de la boca para afuera juraba ser pacífica —y hasta subrayaba que era por la seguridad ciudadana— terminó convertida en una algarada violenta y en favor del delincuente Pedro Castillo, al menos en la plaza San Martín. Otros, más desinhibidos políticamente, pedían a gritos el cambio del presidente transitorio José Jerí por alguna de estas tres impresentables: Susel Paredes, Flor Pablo o Ruth Luque.
Con escudos y cascos
Con esos “chips” bien instalados en la cabeza, avanzaron —chicos y “chiquiviejos”— hacia la avenida Abancay. Entraron en formación casi militar, con escudos y cascos, y apuntaron directo al Congreso. La politización era evidente. Y, para rematar, todo estaba fríamente planeado.
Llegó la violencia
A las 18:53, los “revolucionarios” empezaron a lanzar botellas y otros objetos contundentes contra las rejas del Congreso. ¿No decían que era una manifestación pacífica? En ese momento empezó la metamorfosis: de marcha “ciudadana” al ataque callejero. Trataron de destruir las rejas que protegen el Palacio Legislativo, y la Policía respondió con la primera bomba lacrimógena.
“Como en Nepal”
Minutos después, aparecieron las bombardas y las famosas “avellanas”. Se desató el descontrol con incendios alrededor de la cuadra 3 de la avenida Abancay. El cuerpo policial tuvo que esmerarse para contener a los revoltosos. Según algunos universitarios “rojos”, la consigna era “incendiar el Congreso, como en Nepal”.
Bombas y piedras
A las 19:26 la violencia recrudeció: piedras de todos los tamaños volaban por los aires. El griterío era ensordecedor cerca del Ministerio Público, a tres cuadras del Congreso. Muchos manifestantes estaban encapuchados, como si quisieran esconder su mala conciencia. Las piedras cruzaban el aire junto con las bombas lacrimógenas, en una coreografía macabra. Y no, señora Rosa María Palacios: las piedras no estaban “ahí” por casualidad.
Craso error
Lo que vimos fue una burda imitación de la “Generación Z” de Nepal, esa que —ironías de la vida— no es de izquierdas, sino defensora de la libertad y la democracia frente a una dictadura maoísta y polpotiana que los hundió en la miseria. Además, luchaban contra la censura de redes sociales como Facebook, WhatsApp, YouTube y X. Craso error de sus gobernantes, que muchos jóvenes pagaron con su vida.
19 muertos
En esas circunstancias, el 8 de septiembre, una multitud juvenil salió a las calles y el saldo fue, efectivamente, de 19 muertos. Al día siguiente, la ira creció y la movilización fue masiva: miles irrumpieron en el Parlamento de Katmandú, rompiendo instalaciones y causando incendios. Otros edificios gubernamentales también ardieron: ministerios, oficinas del gobierno, la Corte Suprema y hasta residencias de líderes políticos.
Parasitismo progre
Así que nada de lo que se hace en Lima tiene que ver con Nepal. En momentos más calmados se podía ver ondeando la bandera LGTB+, acompañada de sexagenarios, mamachas “aimara fashion” para la ocasión, algunos caviares de la ONG IDL, y, por supuesto, el habitual parasitismo progre. “Son los borregos y pulpines, los resentidos y acomplejados, y cómplices de corruptos en el poder”, se leía en redes sociales. Pasadas las 9 de la noche, la pelea seguía y las ambulancias llevaron a una decena de policías heridos.
Necesaria aclaración
Para aclarar lo publicado en la víspera en esta sección, el secretario de Comunicación Social de la PCM, José Rocha, ha precisado que ante la inminente salida del premier Eduardo Arana no se ha renovado absolutamente a nadie, pues el personal todavía tiene contrato vigente. “Nuestra secretaría no llega a tener ni siquiera 40 personas y ustedes afirman que tenemos 50. Nuestra gestión es la que menos personal tiene en los últimos años y estamos logrando mayor producción”, apuntó. Agregó también que él no puede renovar a ningún personal aledaño porque no está en sus funciones hacerlo.
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