Zelensky quiere más guerra

La guerra le ha permitido al cómico televisivo devenido en presidente, Volodímir Zelensky, enquistarse en el poder. El ucraniano terminó su mandato en mayo de 2024 y no ha llamado a elecciones.
En 2021, aprobó una ley que limita las posibilidades de negociación directa con Rusia (Ley sobre el desarrollo de la política de integración europea de Ucrania). Así, el presidente —es decir, él— no puede negociar con Rusia sin el consentimiento previo del Parlamento y sin un proceso de consulta con autoridades clave. Al año siguiente, en 2022, tras un avance ruso, el gobierno tomó decisiones excepcionales bajo la ley marcial, afectando la función política y a importantes autoridades: prohibió y suspendió las actividades de once partidos de oposición, desde derechas hasta comunistas, incluyendo al Partido Socialista de Ucrania (PSU). Todo con el respaldo de la Unión Europea, un bloque que Úrsula von der Leyen ha convertido en una inutilidad.
Zelensky sostiene que sus decisiones responden a la seguridad nacional y a la integridad del Estado; sin embargo, suspender partidos de oposición en tiempos de guerra plantea preocupaciones sobre la fortaleza democrática. Una democracia plena se sostiene en el pluralismo político y la libertad de expresión, y la proscripción de partidos o la represión de la oposición erosionan dichos principios. Diversos analistas argumentan que estas medidas pueden ser una estrategia de consolidación en el poder, ahogando el debate y la crítica al régimen.
Mediante la ley marcial, Zelensky tiene ahora un control significativo sobre la política interna de su país y limita la competencia. Las medidas tomadas para combatir a la oposición deberían levantarse apenas termine la guerra. ¿Zelensky quiere la paz? No lo parece, pues ha puesto una serie de objeciones al diálogo entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Mientras tanto, los países de la Unión Europea (UE), que reiteradamente evitaron negociar con Rusia y Ucrania para alcanzar la paz, cuestionan no haber sido invitados a dicho diálogo. ¿La UE no recuerda que su propia presidenta, Úrsula von der Leyen, afirmó que la única salida con Rusia era el campo de batalla, que no debía negociarse, es decir, que la guerra debía continuar? Y ahora se quejan de marginación quienes, en la reciente reunión de París, invitaron solo a siete países de los 27 que la conforman, dejando fuera a veinte.
Donald Trump logrará un acuerdo con Rusia sobre la guerra en Ucrania, aunque Zelensky patalee mientras exige ahora que todos los países de la UE, además de Turquía y el Reino Unido, estén presentes en la negociación.
El ucraniano ya no cuenta con el gran apoyo que tuvo al inicio del conflicto ni ha logrado avances en el frente de guerra. Se niega a la realización de elecciones con el argumento de que están en guerra, pero persiste en continuarla, mantenerse ilegítimamente en el poder y recibir más decenas de millones de dólares y armas sin trazabilidad ni rendición de cuentas. Como si Trump fuera a permitirlo. ¡Ja!

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