«Yo soy el buen Pastor, yo doy mi vida por las ovejas»
Queridos hermanos, estamos celebrando el IV Domingo de Pascua, también conocido como el Domingo del Buen Pastor. En Oriente, los reyes eran considerados pastores, un ejemplo para el pueblo a seguir.
La Primera Palabra de los Hechos de los Apóstoles nos presenta a Pedro, lleno del Espíritu Santo, proclamando que el milagro realizado en nombre de Jesús de Nazaret es una evidencia de la resurrección y apoya la predicación del Kerigma.
Dios resucitó a Jesús de entre los muertos y lo ha convertido en la piedra angular, a pesar de que fue rechazado por los hombres. Respondemos con el salmo 117: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.” Es una buena noticia para todos, especialmente para aquellos llenos de orgullo y soberbia.
Despojémonos de este hombre viejo y abracemos la humildad.
La Segunda Palabra que nos ofrece la Iglesia, a través del apóstol San Juan, nos habla del amor del Padre, quien nos llama hijos de Dios. Aunque el mundo no nos conoce porque no lo conoció a Él, seremos semejantes a Él, compartiendo su misma naturaleza. Es esencial nacer de lo alto para adquirir esta semejanza con Dios.
El Evangelio según San Juan nos presenta a Jesús como el Buen Pastor, quien da su vida por sus ovejas. A diferencia del asalariado, el Buen Pastor se preocupa por sus ovejas y está dispuesto a sacrificar su vida por ellas. Jesús, el Buen Pastor, conoce a sus ovejas y está dispuesto a buscar a aquellas que están perdidas, incluso a las que no son parte de su rebaño actual, refiriéndose a los paganos.
El Buen Pastor entrega su vida libremente por sus ovejas, llevándolas sobre sus hombros y perdonando sus pecados. Él no rechaza la cruz, sino que la abraza como signo de su amor. Nosotros, como seguidores de Jesús, también estamos llamados a ser pastores que dan la vida por los demás, a abrazar la cruz y no rechazarla.
Recemos para que podamos vivir y transmitir el mensaje del Buen Pastor en nuestras familias y comunidades. Que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, esté con todos nosotros.
Oren por mí para que pueda seguir el ejemplo del Buen Pastor.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao
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