¿Ya votaron por el pan con chicharrón?
Somos partícipes del mundial del desayuno organizado por Ibai Llanos, un creador de contenidos en TikTok que tiene más de 25 millones de seguidores y que ha despertado el interés de millones de peruanos, incluyendo políticos, artistas, comentaristas e, inclusive, el mío.
El tema aquí no es invitarlos solamente a votar por nuestro pan con chicharrón, sino hacerles notar cómo la comida, parte de nuestra cultura, es uno de los variados ingredientes de la política y que su uso adecuado o inadecuado puede inclinar la balanza en una contienda electoral.
El Perú perdió la oportunidad de tener un buen presidente como Alfredo Barnechea por no comer un trozo de chicharrón ofrecido por una vendedora en un mercado de Cañete en el 2016. Este hecho, para algunos, fue considerado como “inexplicable” y se preguntaban: ¿cómo los peruanos dejan de elegir a un posible buen presidente solo por no comer un trozo de carne de cerdo? Otros, sin embargo, interpretaban el hecho como un acto de soberbia, o al menos esa fue la percepción que transmitió ante los votantes, cuando la realidad fue un motivo de salud lo que impidió que comiera el rico chicharrón.
Hoy también mi amigo Phillip Butters, precandidato a la presidencia de la República por el partido Avanza País, ha comentado por sus redes sociales que la comparación entre el pan con chicharrón con el desayuno ecuatoriano el bolón, hecho de plátano verde, y el desayuno chileno la marraqueta con palta, jamón inglés y huevo frito, es una afrenta contra el Perú y le ha pedido al Papa que excomulgue al streamer Ibai por ser no grato para nuestro país.
Desde la comunicación política, Phillip ha sabido meterse en el debate y ha llamado la atención en las redes sociales, pero ¿será estratégico irse contra un streamer que tiene 25 millones de seguidores y que ha generado, por ahora, 8 millones de votos en el Perú en la competencia de los desayunos?
Por otro lado, nuestro alcalde de Lima, desde otro ángulo, ha llamado a los peruanos a votar a favor del pan con chicharrón bajo un sentido más humorístico e, inclusive, ha invitado a Ibai a visitar nuestro país para que deguste toda nuestra rica gastronomía.
Como vemos, apreciados lectores, la comida en la política es de suma importancia y de cuidado, y hay que darle el punto de sal adecuado para que juegue a nuestro favor y no en contra.
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