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¿Ya estamos en una dictadura caviar?

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Fecha Publicación: 13/07/2021 - 21:00
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La investigación iniciada por la Fiscalía -que dirige momentáneamente Pablo Sánchez por las vacaciones de Zoraida Ávalos- contra los congresistas que decidieron continuar con la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional, desoyendo así a la jueza suplente Soledad Amparo Blácido Báez que ordenó suspender el proceso, solo es un indicio más de que estaríamos en medio de una dictadura caviar. ¿Cómo es posible que una jueza supernumeraria evite que el Parlamento cumpla con la facultad que la Constitución le otorga de renovar al TC, en donde 6 de 7 integrantes tienen el mandato vencido desde junio de 2019? El Perú -todavía- no es una jungla. Bajo la misma lógica, ¿por qué otro juez transitorio no podría evitar la inminente proclamación de Pedro Castillo como presidente o, incluso, anular las elecciones?
Lo que sucede aquí es que hay una evidente intención de evitar que se quiebre la cuatrinca caviar del TC, la misma que avaló el golpe de Estado del lagarto Martín Vizcarra al cerrar el anterior Parlamento, considerando que la cuestión de confianza que presentó (¡para modificar las reglas para elegir a los tribunos!) le fue rechazada de manera “fáctica”, no obstante que fue aprobada en los votos.
Otro reciente suceso que nos hace pensar que nos hallamos bajo una autocracia de zurdos de Starbucks es la destrucción exprés que ha sufrido Luis Arce Córdova. No voy a aseverar en este espacio que el magistrado sea una santa paloma, pero desde que declinó a seguir siendo parte del pleno del Jurado Nacional de Elecciones, denunciando que el órgano, al no querer pedir la lista de electores, ya había decidido ungir a Castillo, se le vino la noche. Ni bien puso un pie afuera del JNE, la Junta Nacional de Justicia lo destituyó en su cargo como fiscal supremo por llamadas con César Hinostroza, supuesto cabecilla de ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’, y, en paralelo, el Poder Judicial le dictó 18 meses de impedimento de salida del país por pedido del Ministerio Público, a causa de una pesquisa por supuesto enriquecimiento ilícito. Si Arce Córdova le hubiese seguido el juego al comunista Jorge Salas Arenas, hoy estaría en calidad de inimputable. Es por ello que su dimisión fue harto valiente en un país de tibios y cobardes.
Lo mismo, por cierto, le ocurrió antes a Pedro Chávarry y Tomás Gálvez, por ambos oponerse al establishment vizcarrista. Y es que los audios que maneja el IDL se han convertido en armas políticas de los caviares para desaparecer a sus enemigos. Si no eres su aliado, dirán que eres un “hermanito”. ¿Por qué creen que el juez César San Martín solo fue suspendido, pese a que le pidió un favor en un proceso familiar al encarcelado Walter Ríos?
La avanzada caviar, como bien recordarán, alcanzó su clímax cuando los morados consiguieron sentar a Francisco Sagasti en el sillón presidencial (y a la roja Mirtha Vásquez en el congresal), luego de las violentas marchas de miles de jóvenes engañados en noviembre del año pasado. Estas manifestaciones dejaron como saldo la muerte de los muchachos Inti y Bryan, que no son héroes de nada, sino trágicas víctimas de las miserables ambiciones de los zurdos.
Dicho todo esto, ¿podemos, acaso, permitir que esta minoría se enquiste en el poder al lado de Pedro Castillo, coronándolo en medio de un claro fraude en mesa? La respuesta de los demócratas la encontrarán los caviares en la calle, que, para su ingrata sorpresa, la hemos hecho nuestra.

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