¡Ya basta, fiscal Espinoza!
En gesto de incondicional apoyo al descalificado fiscal José Domingo Pérez, la Fiscal de la Nación, Delia Espinoza, ha denunciado penalmente al jefe de la Autoridad Nacional de Control (ANC) del Ministerio Público, Juan Fernández, integrante del organismo público que ahora dirige la citada Fiscal, imputando abuso de autoridad y usurpación de funciones; entre otros cargos que rechaza Fernández. Dicha denuncia está vinculada a la suspensión del fiscal José Domingo Pérez quien, hasta hace poquísimo tiempo, lideraba las fallidas investigaciones del caso Cócteles vinculado a Fuerza Popular. Según Espinoza, aquella suspensión “carece de fundamento válido y podría beneficiar a los investigados.”
Sin embargo, la Fiscal Espinoza no ha dicho una palabra respecto al destape de aquellos convenios secretos firmados entre el fiscalillo Pérez y Odebrecht, para condonar a aquella corrupta constructora todos los multimillonarios cargos y penas privativas de libertad que le compete asumir, por el multimillonario robo contra el Estado peruano: habiendo llegado al extremo de sobornar a cuatro presidentes de la República. ¡¡Y once años después, acá no ha pasado nada!!
Pérez no es un angelito, oiga usted fiscal Espinoza. ¡Es un conspirador! Y perfectamente lo sabe usted. Pero le apaña, porque el ente que usted dirige está en ruinas. Está politizado y moralmente podrido. ¡Eso es evidente! Y presumiblemente, tiene usted temores a que esta mafia caviar, que lidera Gustavo Gorriti, pueda ponerla en problemas si escapa del libreto que este sujeto ha establecido para usted. Que no es, precisamente, el de perseguir el delito. ¡Su misión parece ser pasarlo por agua tibia, como vemos hoy! ¡Y evidentemente poner en riesgo la vida de Juan Pueblo, liberando a aquellos malhechores que roban, hieren o asesinan a Juan Pueblo, y quedan libres; tratándose inclusive de robos a mano armada y conscientes de que el asesino redundará en su crimen! Porque hoy, a las pocas horas de capturado, este queda libre; mientras el policía que le capturó —y el agraviado en trauma— sufren per secula consecuencias físicas y psicológicas; además de perder patrimonio y vivir escondidos, pues quien le apuntó con pistola volverá a hacerlo. Esta vez, para asesinarlo por haber presentado denuncia policial contra él por robo a mano armada. Hecho que, si no lo recuerda la fiscal Espinoza, no es delito. ¡Es crimen!
¡Esta es la fiscalía que usted dirige, fiscal Espinoza! En caso no lo entienda: ¡es un antro! Nada que ver con la institución vertebrada, honesta, eficiente y moral, que fundara don Gonzalo Ortiz de Zevallos Roel.
Los peruanos somos víctimas suyas y de una Fiscalía transformada en siniestra organización para politizar la Justicia, debilitando al Estado y alentando a que la criminalidad predomine para alcanzar objetivos protervos. Como aquellos que persigue la camorra de sus patronos, los caviares; rufianes decididos a “conquistar” el poder de esta Nación a costa de la vida de inocentes peruanos que, cada hora, mueren entre otras razones por culpa suya, la fiscal Delia Espinoza.
¡Abóquese usted a salvar la sociedad! ¡No a guardarle las espaldas a los gorritis! ¡Ya basta!
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