¿Y por qué el Congreso no presenta un proyecto de adelanto de elecciones generales?

Está meridianamente claro que la solución a la crisis en la que está sumido el Perú es la salida de Pedro Castillo de la Presidencia; sin embargo, no hay votos en el Parlamento para la vacancia y la renuncia del “profesor” chotano resulta bastante improbable. La masiva protesta callejera debería provocar, al menos, que Castillo replantee su gestión. En un mundo ideal, podría, pues, el sindicalista ejercer como jefe de Estado (una figura meramente decorativa) y viajar por todo el país hablando las babas que siempre repite; mientras que un premier capaz tendría que asumir como jefe de Gobierno y elegir a un gabinete ministerial decente (que los ministros no tengan prontuario, para comenzar), a fin de ejecutar políticas para resurgir tras la pandemia. Ello es muy difícil que ocurra, por lo que seguiremos viendo al senil premier Aníbal Torres escupiendo idioteces.

Que Torres, quien recientemente ensalzó la figura del genocida Adolfo Hitler, siga entornillado en el premierato es culpa del Congreso, pues solo se requieren 66 votos para censurarlo. Suficiente razón ya era el toque de queda inconstitucional dictado para Lima y Callao, en donde no hubo ningún saqueo. Pero el Legislativo ha elegido ser cómplice de este Gobierno mediocre, otorgándole oportunidades a ministros que tuvieron que ser censurados ni bien juraron a sus cargos. Los “niños” renunciaron a su función fiscalizadora y respaldaron al régimen en nombre de una supuesta “gobernabilidad”. ¿Cómo es posible que María del Carmen Alva (Acción Popular) siga siendo presidenta del Parlamento, cuando hay -por lo menos- cinco de sus colegas de bancada que son aliados confesos de Pedro Castillo?

Aquí ya no hay cabida para tibios, así que este Congreso es indefendible. En la multitudinaria marcha en contra del régimen de Castillo del martes pasado, no solo la ciudadanía exigía la dimisión del mandatario, sino la de los legisladores. Si los parlamentarios deben largarse para que se vaya Pedro Castillo, pues que así sea.

Propongo que los congresistas renuncien a sus apetitos personales y presenten un proyecto de reforma constitucional de adelanto de elecciones generales. Esta iniciativa tendría que ser aprobada por 87 votos en 2 legislaturas o, en su defecto, en una legislatura y luego en referéndum. El “que se vayan todos” ya es un clamor popular totalmente justificado. Veremos si algún “padre de la patria” hace suya la propuesta que permitiría acabar con esta pesadilla.

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