¿Y los resultados de gestión, para cuándo?

Cerrado temporalmente el capítulo de la amenaza de disolución del Congreso a cambio de promesas de reformas políticas y electorales, aflora la problemática del día a día de los servicios que recibe el ciudadano del Estado en sus tres niveles de gobierno y los graves problemas estructurales que permiten sólo un crecimiento de nuestra economía menor a 4 % –siendo lo ideal 6 % como mínimo anual sostenido–.

¿Algo que exhibir desde el Poder Ejecutivo en el avance contra la delincuencia citadina; el pésimo servicio en hospitales y centros de salud; en la mejora de las condiciones de infraestructura y calidad docente de nuestros niños y jóvenes; en aplacar el infierno del tráfico que castiga por 2 o 3 horas diarias a convertirse en sardina en un bus, combi o cúster; por citar sólo cuatro problemas más álgidos?

Veamos. En inseguridad ciudadana el Gobierno –ante su impericia de implementar un plan efectivo contra el accionar de la delincuencia– ha optado por crear el sicosocial basado en exacerbar la xenofobia contra nuestros hermanos venezolanos. Así, la imagen del Presidente –al pie de las escalinatas del avión– supervisando la expulsión de un grupo de venezolanos que infringieron la ley es la única prueba palpable de la gestión del Gobierno contra la delincuencia organizada.

¿Y el incontrolable asalto de personas en sus casas, vías concesionadas y espacios públicos? ¿Y las citas médicas a enfermos de hoy que son programadas para el 2020, cuando de seguro ya estén sepultados por el olvido y la inacción? ¿Y los niños que estudian a la intemperie? ¿Y el caos del transporte público?

¿Algo que demostrar en la reactivación de la confianza empresarial para reactivar, por ejemplo, nuestra cartera de inversiones en minería? Solo recordar que el sector minero exhibía al cierre del 2018 un banco de proyectos por cerca de 60 mil millones de dólares, TODOS ellos comprometidos en gestiones anteriores. ¿Cuántos nuevos compromisos de inversión en minería ha logrado concretar la actual administración gubernamental?

¿Y cómo va el crecimiento de la inversión privada? Acostumbrados a tasas de dos dígitos hace una década, Perú ha entrado en los últimos años a una etapa de anomia. El año pasado, la inversión privada apenas creció 4.7 % y, de acuerdo a proyecciones iniciales del BCR, alcanzaría este año un avance de 6.5 % gracias –en gran medida (¡oh, sorpresa!)–, a la inversión minera ya comprometida.

¿Y la inversión pública? Se espera que al cierre del año crezca apenas 4.5 %, con lo cual el impacto en la economía resultará muy limitado, como el accionar de nuestras autoridades y sus indicadores de gestión.