¿Y el rol castrense?

Por Jaime Reyes León

Las Fuerzas Armadas han sido recurrentemente mencionadas en la última coyuntura política que vive el país. Frente a las incongruencias políticas, algunos sectores pedían casi con desesperación la intervención de los miembros castrenses, otros no lo pedían tan directamente, pero insinuaban que era parte de su responsabilidad en la “defensa de los intereses nacionales”.

Al respecto sería oportuno precisar que responsabilidad les otorga la Constitución Política del Perú: Art 165º “las Fuerzas Armadas tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República. Asumen el control del orden interno de conformidad con el artículo 137º de la Constitución, sobre los regímenes de excepción”.

No está lejos el recuerdo de la acción enérgica, aunque polémica, del capitán EP Cueva, durante un patrullaje militar, cuando resguardaba el cumplimento de las normas del toque de queda durante la cuarentena decretada por el gobierno, para neutralizar la pandemia desatada el covid-19.

Y claro, celebramos emocionados la labor inopinada de un militar preparado para la guerra, frente a la acción agresiva de un joven civil, que, de haber recibido una educación formativa básica en el seno familiar, inculcándole respeto a las normas del Estado, no se habría dado la situación comentada.

¿Alguien sabe ahora la situación del referido oficial?, aquí recordamos la peruanísima frase, “una es con guitarra y otra con cajón”, cuanto las normas se aplican a nosotros las pensamos dos veces, pero cuanto otros no las observan, reclamamos la desidia de su incumplimiento.

Pero, qué pasó con el “voto responsable”, aquel que supuestamente nos iba a otorgar un gobierno de ponderada integridad y alta responsabilidad social con los sectores menos favorecidos del país. En aplicación del procedimiento democrático, nadie obligó a nadie a escoger tal o cual opción política.

Militares y policías se limitaron a sus funciones, jamás nos indicaron por quién deberíamos votar. Ahora pretendemos que nos solucionen una situación, que en todo caso fue generada por nuestro propio voto libre y voluntario.

No justificamos la presente coyuntura, pero sí motiva a un llamado de alerta sobre las responsabilidades compartidas en la educación democrática de ese “pueblo casi etéreo”, tantas veces mencionado, pero al que tenemos a pie de obra para atender en sus más elementales necesidades, entre ellas las de educación básica, destacando la educación en general y la educación para la democracia en especial.

Sin embargo, en el currículo de estudios secundarios, quedaron atrás los conceptos cívico patrióticos, enseñados en décadas pasadas, con los que aprehendimos a respetar los valores históricos del país, nuestra identidad como nación soberana, que bien podrían proyectarse hacia una cultura de democracia ciudadana, en un interesante curso de Educación Cívica y Ciudadanía responsable. Aspectos que serían un reto, entre otras instituciones para la Comisión de Educación del Congreso y el Ministerio de Educación.

Finalmente, recordar que cuando celebremos el año nuevo en familia, más de un miembro de las Fuerzas Armadas, aquellas en las que pensamos para “arreglar nuestros errores electorales”, estarán en alejados lugares de la Patria cumpliendo sus roles, en resguardo de las fronteras y combatiendo contra el narcoterrorismo asesino que sigue cobrando víctimas civiles y militares en el Vraem.

A ellos, nuestras Fuerzas Armadas del Perú, ¡Un exitoso año 2022!

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