Votar por Keiko Fujimori en rechazo a la satrapía comunista
El próximo 6 de junio será la primera vez en mi vida que votaré por alguien apellidado Fujimori. Iré con la camiseta de la selección peruana de fútbol a mi centro de sufragio y marcaré la ‘K’ de Keiko Fujimori sin chistar. Estoy totalmente convencido de que Fuerza Popular es la opción democrática frente a la amenaza de la dictadura comunista que Pedro Castillo y Vladimir Cerrón encarnan.
Que el lápiz llegue a la presidencia significa que seamos un vil calco de Venezuela, en donde la miseria campea. Una vez sentado Castillo, látigo en mano y machete en ristre, en el sillón de Pizarro, lo primero que hará será “nacionalizar” (que es lo mismo que expropiar o robar para mejor entendimiento) a las empresas privadas que no acepten las condiciones de la eventual autocracia; es decir, que rechacen entregar el 70% de sus ganancias y quedarse solo con el resto. Bajo estas reglas, las grandes firmas internacionales fugarán inmediatamente y no habrá ninguna que le interese venir a invertir un mango, por lo que, como adelantó Dina Boluarte, candidata a la vicepresidencia de Perú Libre, será el inútil Estado el que asuma el negocio. Ya sabemos el hambre que trajeron las empresas estatales creadas en el velascato, instalando los cimientos para que la pobreza trepe por encima del 50%. La miseria ha subido en el Perú 10 puntos a causa de la pandemia del coronavirus, ubicándose en 30%, según el INEI, pero la peste filoterrorista hará que esta cifra llegue al 90%.
Además, de ganarle Castillo-Cerrón a Keiko Fujimori, este dúo no se irá de Palacio de Gobierno a no ser que sea en un ataúd. Así como antes amenazó el corrupto ex gobernador regional de Junín, el programa de Beto Ortiz reveló -el último lunes- un audio en donde se escucha que Guillermo Bermejo, congresista electo de Perú Libre y acusado por terrorismo, sentenciar que “si tomamos el poder, no lo vamos a dejar”, pues, a su juicio, la democracia es una “pelotudez” y, para establecer un “proceso revolucionario”, es necesario atornillarse en el Ejecutivo. Estamos totalmente advertidos de las macabras intenciones de PL, de modo que los compromisos democráticos que pueda asumir el “profesor” chotano son meros cantos de sirena.
A todo esto hay que sumarle la paupérrima improvisación de Pedro Castillo, quien, en una actividad proselitista en La Victoria, donde los empresarios lo recibieron a huevazo limpio, demandó que todo aquel que tenga un plan de gobierno que se lo dé. Queda meridianamente claro que Castillo no tiene ideario, salvo el del castrochavista Cerrón, y menos un equipo técnico decente (puro rojo reciclado como Pari, Cevallos y demás hierbas). El nuevo plan de Pedro Castillo para sus 100 primeros días de tiranía señala lo mismo que el anterior, pese a algunos pequeños matices para hacerlo menos radical. Sin embargo, igual propone la estatización, rechaza la importación, hace demagogia con la salud y plantea crear una nueva Constitución a través de la convocatoria de una Asamblea Constituyente, pasando por encima del Parlamento.
Dicho lo anterior, pese a todos sus yerros (su bancada mayoritaria fue incapaz de emitir siquiera una sola buena ley porque solo se dedicó a torpedear la gestión de PPK), Keiko Fujimori no instalará ninguna dictadura y se irá a los 5 años de cumplido su mandato. La cárcel te cambia y ella ha estado tras las rejas más de un año sin condena y sin que los aportes irregulares sean delito. Le doy el beneficio de la duda y mi voto.
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