Vizcarra y la Tía
Según Abraham Lincoln, la demagogia es “la capacidad de vestir las ideas menores con palabras mayores”. Y es a ese sentido peyorativo del término demagogia al que quiere acostumbrar al país el presidente Martín Vizcarra, como lo hemos podido comprobar con el referéndum, la reforma política impuesta al Congreso de los otorongos y ahora la “licencia de construcción” otorgada a la Southern Perú para el proyecto de Tía María... sin licencia social. Cada paso que da es para las galerías sin medir –o tal vez haciéndolo, lo que sería más grave– las consecuencias de sus propuestas y acciones populistas en los planos social, político y económico.
Por lo pronto, ya el anuncio del otorgamiento de la licencia de construcción de Tía María ha provocado la respuesta de otros demagogos como el gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, quien ha declarado “traidor” a Vizcarra, la inmediata movilización de los sectores opositores y la propia aclaración del Gobierno de que nada se hará hasta obtener la licencia social, o sea, la aprobación de la población. ¿Cuál es entonces el sentido de esta jugada? Obviamente, mostrar al empresariado –la Confiep acaba de pedir que se ponga en marcha Tía María– y al país que, luego de meses de inacción, el régimen se ha puesto en marcha para promover la inversión y lo hace nada menos que con un proyecto emblemático que tiene un valor de 1,400 millones de dólares.
Pero, obviamente, ha tomado el rábano por las hojas, por propia admisión, ya que, sin licencia social, no cabía otorgar la de construcción y lo que ha generado es todo lo opuesto a crear un clima favorable para el diálogo, como que ya le han dicho que, si no revoca la licencia de construcción, no habrá mesa de concertación. Vizcarra aquí se equivocó, seguramente inducido por el éxito que ha tenido en el Congreso de los otorongos con su impuesta interpretación de la cuestión de confianza, pero la vocación autoritaria y manipuladora le ha jugado esta vez una mala pasada con graves consecuencias para el país al impulsar un caldo de cultivo que debe tener felices a los comunistas y a los antimineros.
El Perú requiere que Tía María salga adelante mediante la demostración clara de su inocuidad medioambiental y agraria a la población de la zona, para lo cual hace mucho tiempo debió implementarse el programa de Diálogo Permanente que propugna Perú Nación como solución frente a la arremetida, precisamente permanente, de los sectores radicales de izquierda antidemocrática.
(*) Presidente de Perú Nación Presidente del Consejo por la Paz