Vizcarra y el coronavirus
Declarada la Pandemia por la Organización Mundial de la Salud OMS queda claro que estamos en problemas. Primero porque, seamos sinceros, tenemos un sistema estatal de salud de ínfima calidad. Basta recordar que en condiciones normales –sin epidemia alguna- los hospitales no se dan abasto para atender a la población, demandando que la gente haga dos o tres días de cola de 18 horas cada jornada –bajo calor o frío- para recién conseguir un ticket de cita con un médico, entrevista que se llevaría a cabo al menos ¡noventa días después! Esta es nuestra realidad, amigo lector. Por si esto fuera poco, los médicos no solamente están infra remunerados sino que trabajan de manera inorgánica, desorganizada -incluso caótica- porque las autoridades del Ministerio de Salud han establecido un demencial mecanismo organizativo que, al final del día, atenta contra el pueblo. Esa tara conduce a que tres o cuatro veces al año los médicos se declaren en huelga reclamando mejores salarios y condiciones de trabajo. Pero ahí no queda el drama. La Federación de Enfermeras del Perú acaba de anunciar nada menos que un paro nacional de 48 horas para los días 17 y 18 de este mes –en plena etapa inicial de consolidación de la Pandemia Covid-19- denunciando, tal como suele hacerlo religiosamente cada año, un conjunto de “deficiencias en el sector y la falta de disposición” de las autoridades para solucionar impedimentos de toda índole. Sostiene que existen “problemas de infraestructura”, y como consecuencia, “todos los hospitales están saturados por problemas de salud que no tienen que ver con el coronavirus”. Es más, reclama porque los “los establecimientos de Salud no tienen suficiente cantidad de insumos para proteger a los trabajadores, como mandilones, guantes, alcohol, etc.”
Ante semejante escenario, ¿alguien en su sano juicio podría digerir tamaña majadería dicha por el mandatario Vizcarra -y repetida como lora por su ministra de Salud- pidiendo que la sociedad “confíe en el sistema de salud del Estado”? ¡Por favor, señor Vizcarra! Recuerde que fácticamente -como tanto gusta decir- usted tiene aún en sus manos la vida y salud de 31 millones de peruanos. De modo que esa actitud despectiva, incluso cínica, a la que usted apela siempre para salir de sus necedades, podría en este caso devenir en negligencia punible. Porque, presidente Vizcarra, usted ha puesto en riesgo la existencia de toda la ciudadanía exigiéndole confiar en un –rigurosamente cierto- inexistente “sistema nacional de salud.” O peor aún, en un sistema perverso, fruto de su descuido personal en estos dos años de gestión que usted los ha dedicado, casi en exclusividad, a enconar al pueblo, subvirtiéndolo para destruir la democracia. Porque, señor Vizcarra, eso fue lo que usted planificó con su campaña golpista de desprestigio contra el Congreso para acabar clausurándolo con el aplauso de un pueblo embobado por su prédica divulgada por el coro mediático que usted alquila con dinero del Estado.
Salvo que acá ocurra un milagro de última hora, las muertes que genere esta epidemia de Covid-19 van a llevar su apellido, mandatario Vizcarra.
