Vizcarra sigue mintiéndole al país

Tras año y cuatro meses como jefe de Estado, el postizo presidente Martín Vizcarra se dio cuenta de su incapacidad para gobernar el Perú. En síntesis, después de casi 500 días dedicados a arruinar la nación –por su emperrechinamiento en ser mandatario, en vez de renunciar a la primera vicepresidencia cuando dimitió Pedro Pablo Kuczynski, y Meche Aráoz hiciera lo propio para dejar que el poder lo asumiera un líder calificado– recién entonces repetimos, este improvisado individuo se percata de su incompetencia para dirigir los destinos de 31 millones de peruanos. El daño que Vizcarra ha causado al Perú es fenomenal. Por tanto este hombre deberá pagar su culpa de alguna forma. No es suficiente su renuncia. La Justicia deberá encargarse de que Vizcarra resarza al Estado el descomunal perjuicio que le causado por vanidoso y probadamente inepto.

Por cierto, además de todo Vizcarra volvió a transpirar su talante embustero. Porque el 28 de julio, en plena sesión solemne del Congreso de la República –y en medio de una arenga personal plagada de euforia y necedad– le enrostró al presidente del Congreso una hoja de papel advirtiéndole que le entregaba el proyecto de ley para modificar la Constitución y permitir una convocatoria a elecciones anticipadas. Pero Vizcarra mintió otra vez. Es esta ocasión, al no cumplir con su promesa de entregar el documento de marras.

Preguntado al respecto, Vicente Zeballos, impresentable ministro de Justicia, respondió con otra mentira que revela su índole tramposa: “Posiblemente el presidente olvidó dejarlo debido al alboroto en el Congreso”. Oiga usted Zevallos, a otro perro con ese hueso. ¡Su jefecito mintió, como acostumbra! Lo que mostró para la platea fue una hoja impresa con cuatro líneas. ¡No existía el tal proyecto de ley! Es más, todo indica que el consejo de ministros NO aprobó el brulote presidencial de disolver el Congreso y anunciar su renuncia. Fue un fallido operativo montado por la mafia progre-marxista, en connivencia con el asesor argentino que los contribuyentes pagan a Vizcarra. Por ello, seguramente hoy la claque palaciega debe estar alterando el registro grabado de la sesión de consejo para incluirle la coda de la convocatoria a elecciones anticipadas.

Pero la mentira tiene patas cortas, presidente Vizcarra. Citemos al destacado jurista Enrique Ghersi: “Me parece que el mandatario ha sido mal asesorado, pobremente aconsejado.

Si él quiere un gesto político para adelantar las elecciones, (antes) debe renunciar. Si ya se cansó o cree que no puede o no quiere ejercer el cargo, finalmente él no ha sido elegido como presidente, sino como vicepresidente, así que tiene todo el derecho a dimitir. No puede cortar el período congresal mediante una reforma constitucional porque sería una aplicación retroactiva de cualquier reforma constitucional. Si cree que se puede recortar, se aplicaría para la siguiente elección. Tiene todo el derecho a irse pero no a modificar la Constitución. La historia lo juzgará”.

Vizcarra soslaya que presidir el Estado demanda rigor. Su obstinación por la mentira y la tontería para camuflar su laberinto, probablemente le cuesten la cárcel.