Vizcarra no gobierna y el circo ya no funciona
La caída en los sondeos de aceptación de Martín Vizcarra parece ser una constante difícilmente reversible, poco a poco seguirá su camino de descenso, quizás reduciendo tan solo un par de puntos por sondeo, pero siempre en esa misma dirección. El premier en el último mes ha caído 10 puntos, con lo cual su caso parece ser más clamoroso. La paciencia popular no será muy benévola con él. Existen varias razones para explicar esta circunstancia que empieza a complicarse para el régimen, entre ellas dos poderosas.
La primera es que la lucha anticorrupción, la bandera de la administración del gobernante accesitario, ha pasado en la percepción de la gente de ser protagonizada por Palacio de Gobierno y el Presidente, a ser claramente llevada adelante por un par de fiscales elevados a la categoría de vengadores. Este traslado en la titularidad del asunto hace que Vizcarra se quede, para todo efecto práctico, sin ni un solo argumento para mantener o recuperar los registros que llegó a tener hasta hace un par de meses. Esto se pone de manifiesto a otro nivel, cuando el mismo fiscal provincial José Domingo Pérez le enmienda la plana al Presidente de la República en los medios de comunicación.
La segunda es que el circo, el ‘show’ al que Vizcarra le debía gran parte de su buena fama, ya no funciona y esto es porque, como pasa con todo, llega un punto en donde la gente se satura y regresa a la realidad concreta, A sus preocupaciones más inmediatas. En esa realidad, preocupante y grave, los asaltos y la inseguridad se han incrementado notoriamente, el principio de autoridad del Estado es sometido a chantaje, la gente en el norte del país sigue esperando voluntad de las autoridades para la reconstrucción, la dificultad para encontrar empleo aumenta, así como la pobreza y otros flagelos, a la par que los precios de las cosas más básicas también se incrementan y la morosidad crediticia también se eleva. A ello le sumamos una situación bastante cuestionable o marcada por la torpeza desde los sectores Educación y Salud.
Mientras el panorama general se agrava y deteriora, los excesos del Ministerio Público también se intensifican, pisoteando el principio de presunción de inocencia, utilizando hasta su deformación en monstruosidad la figura de las prisiones preventivas, criminalizando a los partidos políticos, etc. Todo en nombre de una falsa primavera anticorrupción que no es tal, ya que no toca a las consorciadas nacionales de Odebrecht, ni a Susana Villarán. La protección de la que gozan para perpetrar sus abusos emana de la popularidad y respaldo abierto del Presidente, por lo tanto estarán en problemas cuando se consolide la idea de que Vizcarra no es honesto y sobre todo de que es tremendamente incapaz.