Vivir por vivir
No es encontrarle sentido a la vida es perder las esperanzas del proyecto de vida, las ilusiones, ideales, dejar de valorarte, de estimarte, desvincularte de la creatividad, negar que existe el amor, los afectos, el cariño, la comprensión, la tolerancia, humildad, que debes preocuparte de ti mismo y del prójimo, has venido al mundo para algo, construir una vida, no destruirte, ni destruir a nadie, todos tenemos derecho a tener paz, fe, esperanza y amor y no te puedes negar a ti mismo ser feliz.
Una de las causas fundamentales que origina este sinsentido de la vida es la “dependencia emocional”, porque todo lo tienes, no te ha costado absolutamente nada alcanzar, objetivos, metas, abrías la boca todo lo tenías y lo tienes, sin poner un granito de esfuerzo para sentirte reconfortado y esta condición humana que has construido no depende de la clase social a la que pertenezcas, se origina en cualquier estatus social, conocemos de muchas personas que no han tenido nada y ahora tienen mucho y otras, que han tenido mucho y no tienen nada, porque no han sabido conservar, ni valorar, lo que les han otorgado, como decía un amigo, “no me preocupa lo que voy a dejarle a mis hijos sino que sepan conservarlo y desarrollarlo”, muchas veces sucede todo lo contrario por falta de madurez, la sobreprotección o la falta de preparación para el día de mañana, como decía José Ingenieros, en su obra intitulada “El Hombre Mediocre”, que se las recomiendo leer y no hay edad para hacerlo y reflexionar.
Voy a comentar algunos casos de seres humanos dependientes emocionales que han terminado con mal pronóstico, vegetan en la vida por ser parásitos de la sociedad.
En este primer caso, se trata de una familia en que la hermana mayor se hizo cargo de sus hermanos, quedaron huérfanos, tal fue la sobre protección que le daba a uno de ellos, que se quedo a vivir hasta el final de sus días sin oficio ni beneficio, quedándose soltero con una pensión magra, pudiendo lograr muchas cosas porque era una persona inteligente, que no la pudo canalizar por sentirse dependiente de la hermana y que la vida así iba a ser eterna, sin pena ni gloria, dejo de existir a los ochenta y cuatro años, sin haber sembrado ni cosechado nada; y lo que es más grave aún, que la hermana se une en matrimonio con una persona que nunca le dio nada, vivía en la casa de propiedad de la hermana, era un vendedor de joyas que no vendía nada porque las sobre valoraba y nadie compraba, más bien engendro cuatro hijos que son dependientes emocionales de sus esposas y esposo, no podría esperarse otra cosa, padres sobre protectores, hijos dependientes, buscan la codependencia con sus cónyuges, repitiendo la historia muy difícil de romper pero no imposible, se necesita un tercero neutral que desee de todo corazón que las cosas sean distintas y los codependientes ojalá tengan voluntad de hacerlo.
El segundo caso, se refiere a un hijo, que el padre le consintió todo, una madre fatua, sin afecto, el hijo desde joven falsificaba la firma del padre para cobrar en el banco, robaba los objetos de valor de la casa, una vez sustrajo las joyas de un hermano que fueron recuperadas, abandono el quinto año de secundaria, hizo los cursos vacacionales que desaprobó y después de tres años término el quinto de secundaria en un colegio de poca monta, en que también falsificaba las notas, ingreso a la universidad, faltándole dos años para graduarse de abogado, abandono los estudios, para dedicarse al trago y a las prostitutas, inclusive las llevaba a su casa, el padre se hacía el de la vista gorda, se casó, tiene una hija, la esposa y la hija lo mantienen, no percibe ninguna pensión, no hace nada, no va a ningún orientador, ni busca trabajo para sentirse útil, ser humano que perdió todo por la dependencia emocional y los padres no hicieron nada, ahora los culpa, cada uno es ”arquitecto de su destino”.
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