Visión de nuestra industria

Leía con sorpresa, un artículo de Jesús Salazar, quejándose de por qué el Perú “continuaba exportando piedras” y que, la industria minera, no le daba valor agregado a los minerales.
Curioso que este mensaje provenga de un “industrial”. Pareciera que no conoce la existencia de la división del trabajo, la especialización y la maximización de la productividad. Efectivamente, los mineros se han especializado en la investigación del subsuelo o exploración, lo que genera el hallazgo de recursos minerales; la identificación de la mejor manera de explotarlos y de optimizar el valor económico de esos recursos, con la utilización de la metalurgia.
A partir de ahí, los mineros entregan su producto final al siguiente participante en la cadena de valor, según su especialidad. Es de suponer, que los industriales identificarán la mejor manera de transformar esos materiales en productos intermedios o finales. Si consideran que hay una alta creación de valor en la transformación de concentrado en metal refinado, tienen la cancha libre y sin mayor competencia. Pueden invertir en fundiciones y refinerías para, además, optar por fabricar productos intermedios o finales y competir en el mundo industrial global.
Digo esto, porque ya han aparecido algunos políticos que, sin saber del tema, pontifican sobre la creación de “valor agregado”, tal como hablaban algunos generales en la época del gobierno militar. Los señores Salazar, Abanto y Bermejo, vienen compartiendo el mismo predicamento. ¿Por qué no invierten en eso?
Quisiera que reflexionemos juntos este tema. Para el cobre, por ejemplo, en el mundo hay capacidad de refinación suficiente, para atender la producción de concentrados disponible en el mercado, al punto que, estas refinerías, se han visto obligadas a reducir dramáticamente las maquilas y gastos de refinación, para poder asegurar el abastecimiento a sus refinerías. Quisiera que se entienda de una buena vez, que tener una refinería, no asegura ganar más. Veamos si no; el combustible final (diésel, gasolinas, etc.) tiene un mayor “valor agregado” que el petróleo crudo, pero eso no significa mayor utilidad. Petroperú pierde en la refinería de Talara cada mes, aunque venda productos con “mayor valor agregado”, destruye valor. De la misma manera, podríamos tener cobre refinado, pero ganar menos que cuando vendemos concentrado.
Cuando hablamos de industrializar los minerales, debemos ubicarnos en la realidad del siglo XXI. China y otros países asiáticos, han invertido por décadas en industrialización. Tienen fábricas robotizadas y autónomas, con personal que supervisa sistemas de control de la planta, pero con ínfima participación de “mano de obra”. ¿Está el Perú en condiciones de invertir en plantas autónomas y robotizadas, para dar “valor agregado” a nuestros minerales? No lo creo, veamos si no a EEUU, quien perdió el tren de la historia en la industria de transformación masiva y, ahora, está forzando con aranceles, que las empresas americanas regresen a EEUU. Ciertamente, no podemos competir.
Donde sí tenemos un nicho importante, es en la industria pesada, como la naval. No se trata de producción en masa, sino de pocos bienes de alta calidad y especialización. Trabajamos por años en esta industria y tenemos gente calificada y con experiencia. Aciertos como el desarrollo conjunto con Hyundai Heavy Industries, nos deben abrir oportunidades de industrialización y replicarlos.

Por Carlos E. Gálvez Pinillos

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