Violencia desatada, ni los animales domésticos se salvan
La violencia está desatada en el Perú, ya es parte de la cotidianidad de nuestra sociedad asistir a eventos de agresiones en todas sus formas contra niñas, mujeres y entorno familiar, cada cual más cruento y feroz que el otro, y este negro panorama no solo se presenta con las personas, sino también en los casos de maltrato animal, donde la violencia y ensañamiento contra seres vertebrados domésticos y silvestres mantenidos en cautiverio, va in crescendo, ni siquiera porque el bienestar de estos seres vivientes supuestamente debiera estar garantizado por el Estado en razón de la Ley 30407 como reza su propio texto, vigente desde enero del 2016.
Transcurridos 7 años desde la dación de la norma de protección animal, no se maneja registro al menos oficial de su aplicación efectiva, porque de lo que se conoce públicamente hasta ahora, son contados con los dedos de una mano, los casos ventilados en sede judicial y de éstos ninguno sentenciado con penas drásticas, ejemplarizadoras y sanciones pecuniarias (indemnizaciones) acordes con el daño causado a un animalito que acompaña, vive confiadamente con un humano y éste lo golpea, los veja hasta dejarlos discapacitados de por vida o muertos a causa de la agresión.
Vergonzosamente solo 2 casos a nivel nacional se conocen hayan merecido sentencia condenatoria para los atacantes de animales; Moquegua en el 2017, Chiclayo-Ferreñafe en el 2021; y Lima en el 2023, en los dos primeros la pena de prisión fue suspendida y solo en el último y porque fue mediático, sino la impunidad hubiese vuelto a campear, de la perrita llamada “Dachi” acuchillada cruelmente por Alonso Santa Cruz Túpac Yupanqui (32), sujeto que pese a tener en su haber antecedentes policiales por robo y violencia contra la mujer, recibió la venial sanción de cárcel efectiva de un año y medio, cuando se merecería por su ferocidad la máxima de 3 años, dado que el animalito sobrevivió al ataque, aunque todo indica quedará parapléjica, sino le hubiese correspondido 5 años y un ripio de reparación de 5 mil soles, que ni siquiera alcanza para cubrir los gastos médicos de la víctima.
En tanto que, en el ámbito de multas en sede municipal, las sanciones para los agresores de animales domésticos brillan por su ausencia, hasta ahora al menos de lo que sabe en Lima, solo 4 comunas han impuesto sanción pecuniaria, Miraflores, Bellavista, Magdalena del Mar y Surco, según nota de Deyna Cornejo para el diario La República, aunque todas de poco monto. ¿Y el resto de las municipalidades? ¿No es con ellos el tema de maltrato animal? ¿Han habilitado canales y hecho de conocimiento de sus vecinos, donde asentar una denuncian en tales casos? ¿Hay forma de hacer seguimiento a una denuncia? ¿Se pone de conocimiento de las mismas al Ministerio Público para que actúe en el marco de sus competencias también? Es cierto que la prisión, al menos en el Perú, no rehabilita a los presos, y el hacinamiento carcelario es también una problemática social. Se sabe por INPE que actualmente hay una sobrepoblación del 119% en los penales del país, pero es preferible librar a la sociedad de sujetos sanguinarios que al sentirse impunes delinquen habitualmente, sembrando dolor y crueldad, hasta que el Estado invierta de forma efectiva en prevención de toda clase de violencia, no queda más remedio que poner tras las rejas a peligros andantes como el tal Santa Cruz.
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