Videovigilancia: del ojo que observa al cerebro que predice
Durante años, la industria de la videovigilancia corrió en una misma dirección: más resolución, más almacenamiento, más resistencia. El énfasis estaba en la carrera técnica, en mejorar la máquina para ver más y mejor. Pero ese paradigma ya empieza a sonar viejo. Hoy, lo verdaderamente disruptivo no es capturar imágenes, sino convertirlas en conocimiento.
La irrupción de la inteligencia artificial está reescribiendo las reglas del juego. La videovigilancia deja de ser un ojo que observa pasivamente para convertirse en un cerebro que interpreta, predice y recomienda. Como afirma David Silva, Regional Sales Manager (NOLA) de VIVOTEK LATAM, “ya no se trata sólo de registrar lo que ocurre, sino de interpretar datos para generar predicciones y construir entornos más seguros”. Esa frase encierra la esencia del cambio: pasar de lo reactivo a lo proactivo.
Tres innovaciones ilustran bien este salto. VSS (VAST Security Station), que rompe con la idea tradicional del monitoreo al integrar analítica avanzada en proyectos complejos. VORTEX, una solución en la nube que ofrece movilidad y simplicidad en un mundo que exige inmediatez. Y el VPP Portal, que entiende que la seguridad no es solo tecnología, sino también relaciones: apoyo estratégico para integradores y distribuidores.
Lo interesante es que estas propuestas no deben leerse como meras herramientas. Son la señal de un cambio cultural y tecnológico profundo. La seguridad electrónica empieza a pensarse no como una muralla estática, sino como un organismo vivo, capaz de aprender, adaptarse y adelantarse.
No basta con mirar: hoy la seguridad debe ser flexible, predictiva y accesible. En otras palabras, ya no se trata de ver, sino de comprender.
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