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Vida constitucional

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Fecha Publicación: 13/03/2022 - 22:58
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Nací en un pequeño pueblo llamado Bolívar, en la provincia de San Miguel de Cajamarca, en el mes de julio de 1975, en plena dictadura del general Juan Velasco Alvarado; a un mes de mi nacimiento, Velasco fue derrocado por el general Francisco Morales Bermúdez, quien instauró la segunda fase del “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas”, al poco tiempo se abandona el socialismo, generándose una gran convulsión social, la misma que fue reprimida violentamente, suscitándose una escalada de protestas que llevaron al gobierno militar a iniciar la transición hacia un gobierno democrático y civil, eligiendo a una asamblea constituyente en 1978, autora de la carta fundamental de 1979; en mayo de 1980 se llevan a cabo las elecciones generales y se reinstaura el gobierno constitucional, con el arquitecto Fernando Belaunde Terry como jefe de Estado; doce años antes había sido derrocado por el general Velasco.

La televisión llegó a mi pueblo en 1978, a propósito del mundial de fútbol desarrollado en Argentina; luego de la euforia futbolera y con nuestra selección en un octavo lugar, se volvió a la cotidianidad de los debates de los constituyentes, la aprobación de la nueva constitución, la negación de promulgación por parte del dictador; luego la toma de mando de quien había sido derrocado, como una muestra de los errores cometidos; el pequeño aparato marca Hitachi, a blanco y negro, con la energía de una batería y con solo un canal televisivo, convocaba a los familiares, amigos y vecinos, surgiendo un candoroso debate también entre los adultos que veían las noticias y que no se perdían las últimas novedades de la transición hacia la vida democrática. Belaunde volvió al poder, generando gran expectativa en la población; los partidos llamados “de derecha” se aliaron y aseguraron una mayoría parlamentaria; las promesas electorales se fueron cumpliendo, devolviendo los medios de comunicación a sus propietarios, así como poniendo fin a la censura.

En 1986, ya con Alan García en el gobierno, terminé mi educación primaria; los estudios secundarios los inicié en el populoso distrito de La Esperanza, en la ciudad de Trujillo; nuestro país ya vivía en democracia y tenía elecciones libres y justas; atrás habían quedado los años de dictadura y represión; en 1989 ingresé al Colegio Militar Elías Aguirre en la ciudad de Chiclayo, por el régimen castrense no se podía hablar de política, menos hacer apología; el gobierno de García había llevado a la quiebra a nuestro país, recuerdo que un escritor famoso hizo su incursión en la política y se creía que iba a ser el ganador en las elecciones de 1990; grande fue la sorpresa cuando se tuvo como resultado el triunfo de un poco conocido ingeniero agrónomo, quien había hecho su campaña sobre un tractor y repitiendo tres palabras.

Alberto Fujimori inició su gobierno marcando distancia de quienes lo habían llevado al poder y buscó el apoyo de EEUU y del FMI, aplicando algo que había negado durante su campaña: el shock económico; al no contar con mayoría en el congreso bicameral, tomó la decisión de dar un autogolpe de Estado, el 5 de abril de 1992; yo ya había ingresado a la Decana de América y a la USMP, en ambas, a la carrera de derecho.

Por la situación presentada y con el apoyo de mi familia, emprendí los estudios en la universidad privada, donde algunos de nuestros docentes de las ciencias jurídicas nos querían convencer de que la ruptura constitucional estaba plenamente justificada, al unísono refutábamos tales afirmaciones, encarando a los profesores por tremenda herejía constitucional.

Luego se legitimó el golpe con un congreso constituyente democrático, el mismo que nos dio la actual carta magna, la misma que fue ratificada por referéndum; de hecho, mi debut electoral fue en dicha consulta ciudadana, marcando el “no”, el resultado es por todos conocido, así como todo lo que vino después: la depravación política.

A modo de conclusión, debo decir que nací con la constitución de 1933, cursé mi educación básica con la de 1979 y mis estudios de pre y posgrado con la de 1993; valga la ocasión para reiterar mi compromiso de estricto cumplimiento de la ley fundamental, los principios y las leyes, más aún desde el lugar que hoy, gracias a los colegas de mi orden profesional, me toca ocupar.

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