Viajar no era tan urgente
Con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros, la Presidenta de la República, con el refrendo del jefe de su Gabinete Ministerial, el pasado 15 de mayo, presentó ante el Congreso un proyecto de ley, con la finalidad de que en sus viajes presidenciales mantenga el ejercicio del despacho presidencial, lo que usual y constitucionalmente está reservado por su orden a los vicepresidentes.
La motivación para tal propósito es que la Presidenta de la Nación no tiene vicepresidente alguno. Ella misma fue la vicepresidenta de Pedro Castillo, que al ser vacado del cargo presidencial, asumió sus funciones.
Si bien el proyecto de ley no fue presentado oficialmente con carácter de urgencia, lo que le daría preferencia en su atención por el Parlamento, por su propia exposición de motivos indujo al Congreso a atenderlo con rapidez, tan es así que en la Comisión de Constitución fue dictaminado favorable y apresuradamente sin siquiera haberse solicitado la opinión a miembros de su consejo consultivo o a otros profesionales del Derecho de reputación reconocida. El Pleno del Congreso aprobó prestamente el texto sustitutorio de la Comisión dictaminadora y en un mes se tuvo el tema supuestamente resuelto.
Efectivamente, en la exposición de motivos se mencionó la importancia de la diplomacia presidencial, lo cual es verdad, más la necesidad de diversos viajes presidenciales a reuniones internacionales de elevado nivel, en que sería más que pertinente la participación de la Presidenta Boluarte.
En la relación de eventos internacionales programados, se consideró la Cumbre CELAC -Unión Europea, la IV Cumbre de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, el 78° Periodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como la Cumbre de Líderes Económicos del Foro de APEC, todas esas reuniones a realizarse en los próximos cercanos meses. Sin embargo, por información otorgada a la prensa por el Gobierno de la señora Boluarte, se ha conocido que no hará viaje alguno hasta noviembre próximo, con lo cual es claro que el Congreso fue inducido a actuar con presteza, cuando en realidad no existía ninguna urgencia.
Algunos dirán, bueno pues, ya está la norma y era necesaria, pues en la Constitución no estaba previsto el ejercicio del Despacho Presidencial, cuando el Presidente o Presidenta de la República viajan al exterior y no hay vicepresidentes.
Lo cierto es que la norma aprobada colisiona con la Constitución y pone a la Presidenta de la República en una situación jurídica de peligro que bien pudo evitarse haciendo lo debido, esto es una reforma constitucional parcial, en que se cubrieran los casos en que no hay vicepresidentes que se ocupen del despacho presidencial, mientras el titular o la titular estén fuera del país.
Para lo antes señalado había tiempo suficiente, una primera aprobación de la modificación constitucional en la presente legislatura y la siguiente en la legislatura que se inicia a fines del presente mes de julio. El tema estaría zanjado, sin peligros y sin transgresiones constitucionales.
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