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¡Vacancia, vacancia!

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Fecha Publicación: 16/05/2025 - 22:30
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Si miramos nuestra historia, veremos que siempre ha habido rebeliones, luchas intestinas disputando el poder. Pero el periodo republicano ha sido el más intenso, golpes de Estado, inestabilidad y polarización por doquier. Aún no se analiza con la frialdad necesaria lo traumático que fue el gobierno de Pedro Castillo. Desbocó el odio político, craqueló las instituciones, abriéndole la puerta a la delincuencia. Tras Castillo estaba, con su nueva faceta, Sendero Luminoso. Aunque sin resultados y habiendo méritos, se gritó vacancia innumerables veces. Por las declaraciones de la mafiosa Karelim López supimos sobre ‘Los Niños’, parlamentarios que vendían su voto y el de su agrupación al régimen castillista. Con su sucesora, la presidenta Dina Boluarte, las palabras renuncia, vacancia se han convertido en una muletilla congresal ante cualquier torpeza gubernamental.
Hasta que el aterrador desborde delincuencial que vivimos, existente en varios países de la región, incluido Nueva York (‘Los Diablillos’, pandilla integrada por menores de edad que ataca a policías gringos, sembrando el pánico), hizo lo suyo. Obviamente, también la enorme incompetencia del Ejecutivo. El exprimer Gustavo Adrianzén tuvo que renunciar.
La actual es la crisis política más fuerte del gobierno de Boluarte. La causa es el accionar del hampa, que nos carcome y asesina. No la creó este régimen, ciertamente. La indiscriminada migración extranjera ‘tecnificó’ la delincuencia. Detener la extorsión es muy difícil, el Ejecutivo no da pie con bola. Tampoco la oposición ofrece alternativas sólidas, está en lo suyo, lo electoral, repitiendo vacancia y renuncia. A veces el fujimorismo le baja el dedo a Boluarte, como ocurrió con la caída del premier. Pero no grita vacancia, sí renuncia. Menos APP, cuya estrategia es copar puestos estatales. Los otros ¿partidos? del bloque ‘sensato’ se acomodan según la ocasión.
Hemos tenido 6 presidentes en 7 años. Boluarte (en 36 meses) va por el octavo ministro del Interior. Difícil que prospere una vacancia.
La renuncia de Gustavo Adrianzén fue televisada, con los ministros formados y la presidenta observando. Francamente atípico y bastante cursi, incluido el intenso abrazo. Igualmente lo es la protesta empresarial por el cambio del ministro de Economía. Un hombre gris elevado a la calidad de héroe por ofrecer reformas. Sostener que estas se paralizarán con su salida es tan presuntuoso como la renuncia pública. Inédito que un funcionario saliente hiciera una proclama de lo que deja, habiendo estado escasos tres meses en Economía. Existe un claro desgobierno. Aumentará si Boluarte remueve constantemente ministros al tuntún. En su gabinete hay varios bandos y cada uno jala para su molino. Amén de una persona con mucho poder como el exministro Santibáñez. El régimen debe reforzar la inteligencia. Para ello se requiere estabilidad, con cambios compulsivos fracasará.
En el pandemonio que vivimos, el partido político Fiscalía de la Nación está muy activo. Ha perforado a Boluarte con denuncias mil. La última es su bala de plata y la esperanza para vacarla: una acusación constitucional, responsabilizándola por las muertes de la algarada subversiva del 2022-2023. Le imputan “el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza pública” para combatir las protestas. El colmo, pretende que se enfrente a los subversivos con pañuelazos. Además, se niega tajantemente a reponer a tres fiscales supremos. El TC sigue mudo sobre estos excesos fiscales. Boluarte debe concentrarse en inteligencia y más colegios, promocionándolos mejor.

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