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Uso y abuso de las nuevas tecnologías

Fecha Publicación: 14/06/2020 - 20:35
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Aprovechemos la prolongación del aislamiento social obligatorio (cuarentena) para reflexionar acerca de un tema que ha invadido nuestra existencia y que, hoy por hoy, nos ayuda a superar la distancia y el tiempo: el mundo digital.

Google, sin duda, es el oráculo moderno, la gente confía más en este motor de búsqueda que en cualquiera otra entidad, inclusive más que en cualquier sacerdote, rabino, pastor, erudito, lama, bonzo, etc.; Facebook se sirve de nuestra necesidad de afecto, a través de imágenes que procuran generar empatía, catalizando y reforzando nuestras relaciones sociales; Amazon representa nuestro instituto de consumo. Los expertos en marketing sostienen que la clave para los negocios radica en el aprovechamiento de los órganos irracionales, siendo este factor fundamental en la obtención de grandes márgenes de utilidad para las empresas y sus propietarios; cada una de estas empresas tiene un capital mayor al PBI de muchos países, en varios estados se les persigue por evasión de impuestos o por el aprovechamiento de nuestros datos, siendo nosotros mismos lo culpables de tales situaciones.

Hace pocos años, Facebook se vio inmersa en un litigio con la Unión Europea, lo que le costó una cuantiosa multa por la compra de WhatsApp, esta multa resulta siendo ridícula al compararse con el capital total de la compañía; el mercado online compite con el mercado tradicional y viene ganando por amplia ventaja, sobretodo económica, causando desempleo y perjuicio incalculables; recibimos, constantemente, noticias en nuestras redes sociales, siendo la mayoría de ellas noticias falsas (fake news), en su defensa, Facebook, sostiene que no es una compañía de medios sino una compañía de tecnología. Hemos llegado a consagrar a las nuevas tecnologías, por encima de nosotros mismos, de nuestra familia y nuestra sociedad, con un grosero culto a la innovación, sin reparar en que actitudes como esta crean valor para los propietarios de las compañías; hemos personificado a estas compañías, a tal punto de ubicarlas por encima de la humanidad misma; se ha perdido, quizá, la razón de ser de dichos negocios: organizar la información del mundo, conectarnos, humanizar al hombre (tautología), elevar el coeficiente intelectual, etc.

El problema central reposa en que estas grandes corporaciones tienen ánimo de lucro, no les interesa la condición de nuestras almas, no cuidará nuestro crecimiento y desarrollo, no es culpa de ellos, es culpa nuestra; estas compañías controlan mucha más publicidad que cualquier mercado publicitario de una nación y aprovechan todo ese poder que tienen a su disposición, la historia nos demuestra que el poder corrompe, no creemos que sean malas personas, simplemente que están fuera del control. Cuando alguien concentra tanto poder económico, puede usar todas las armas o herramientas que tiene a su disposición, es nuestra función como consumidores o usuarios y es función de los gobiernos el garantizar algún mecanismo de control, sobretodo cuando de nuestra privacidad se trata. Existe un convenio social tácito con las redes sociales y con los desarrolladores de software, siendo que podemos estimular su publicidad siempre y cuando dicha información se use para fines legítimos y correctos; si esta condición no se cumple, los consumidores o usuarios debemos utilizar nuestras facultades represoras y recurrir al Estado para que despliegue sus facultades persecutorias.

Seamos responsables por el uso y el abuso de las nuevas tecnologías, no olvidemos que somos nosotros quienes proveemos la información que en ellas fluye.