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Usar a la Virgen María

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Fecha Publicación: 17/01/2025 - 22:50
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“María Maricón”, de Gabriel Cárdenas, es el producto de quien no nació para crear sino para ser propagandista, como el nazi Goebbels, digamos. Y es que el arte no necesita explicarse ni el artista requiere excusas para su obra. El arte no tiene discurso, no busca razones, porque brota como el agua más pura de un manantial, como la sangre de una dolorosa herida, como la primera luz del amanecer.
El artista no se hace, el artista nace; sí, nace y, desde su primera bocanada de aire y grito anunciando que está vivo, siente de modo distinto al común de los mortales, tiene una sensibilidad extrema que a pocos les es dada y que no pasa por el pensar sino por el sentir y el ensoñar, por una suerte de magia que los convierte en universales e imperecederos.
Estudiar filosofía no hace al filósofo ni del estudio de la literatura aparece el poeta. “María Maricón” demuestra que una escuela de artes escénicas no convierte a nadie en dramaturgo. Y es entonces cuando quien se creía especial se percata de su vacío y, cual mercachifle, se cuelga de lo que más venda. Y, en estos tiempos, insultar y ridiculizar al catolicismo reditúa; como exhibir bodrios llamándoles arte ‘LGTBQI’, o quizá ‘queer’, y diciendo que se trata de una exploración de géner.
Como Madonna para mantenerse vigente, Gabriel Cárdenas utiliza a la Santísima Virgen María, Madre del Cristo y venerada por el 70 % de católicos peruanos, para darse a conocer mediante el escándalo.
En sus redes sociales sostiene que no busca criticar ni ofender a la fe católica, sino proyectar su experiencia personal con la religión. ¿Cómo explica entonces que el flyer de su obra retrate a un trans ataviado como la Santísima Virgen María y que su creación sea llamada ‘María Maricón’?
“Uso a las vírgenes y santas de las cuales he sido o soy devoto, y les tengo gran cariño y admiración para que me sostengan escénicamente y poder contar mis vivencias como homosexual en una Lima machista donde me han discriminado varias veces”, escribió. Dice que “teje una narrativa compleja y emotiva que desafía las normas establecidas y celebra la diversidad”.
Detrás de tal afrenta está la Pontificia Universidad Católica del Perú, PUCP, que de católica no tiene nada y menos aún de Pontificia. Esta terminó suspendiendo la presentación con un comunicado que dice: “Rechazamos el mal uso de los símbolos religiosos… con lo cual ratificamos los principios católicos que rigen nuestra institución”. ¿De qué principios religiosos habla la PUCP, centro de adoctrinamiento caviar y promotora de la infracultura ‘woke’?
La PUCP solo se pronunció tras el comunicado de la Conferencia Episcopal. Cundió el pánico entre el caviaraje, no sea que los curas se ajusten la correa y retomen la administración de la universidad para dejarlos sin su gran negociado y sus borregos.
“María Maricón” es parte de la infiltración comunista en la cultura para destruir a la familia, la fe y lo excelso del arte.

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