Una visión renovada para industrializar el Brasil
Durante la última década, el PIB de Brasil, integrante del G20, ha experimentado un modesto crecimiento del 0.5%, con expectativas de un aumento del 3% al cierre de 2023 y un 1.2% proyectado para 2024, según Reuters.
Aunque la economía brasileña es diversa, abarcando desde la industria automotriz, acero y petroquímica hasta tecnología y bienes duraderos, en 2023 se ha vuelto excesivamente dependiente del agro negocio y las exportaciones, destacando la necesidad de una mayor diversificación y fortalecimiento de la productividad.
En respuesta a este desafío, el gobierno de Lula da Silva ha confiado en Mariana Mazzucato, experta en política industrial del University College London, para liderar un ambicioso programa de transformación económica.
El objetivo es impulsar el crecimiento a largo plazo, combatir el cambio climático, proteger la Amazonía y promover la equidad económica. La propuesta implica que el Estado no solo corrija, sino que también dirija activamente el crecimiento y modele los mercados para beneficiar a la sociedad y al medio ambiente.
En enero de 2024, Brasil anunció su nueva política industrial, con metas y acciones planificadas hasta 2033. Busca estimular el desarrollo tecnológico, mejorar la competitividad industrial, orientar la inversión y promover empleos de calidad.
La estrategia adoptada representa un cambio significativo en el papel del Estado, yendo más allá de simplemente corregir fallas del mercado. La idea es convertir desafíos sociales y ambientales en oportunidades para la inversión, la innovación y el crecimiento intersectorial.
El enfoque busca estimular la inversión empresarial en innovación, especialmente en sectores históricamente rezagados como la agricultura y los recursos naturales. Se busca elevar la producción en la cadena de valor y fomentar un ecosistema más competitivo en servicios digitales para respaldar cadenas de suministro más sostenibles.
La Amazonía se visualiza como una oportunidad estratégica para la lucha contra el cambio climático y la deforestación, involucrando diversos sectores como agricultura, biotecnología, salud, agua y turismo.
La colaboración interministerial e intersectorial es esencial para el éxito de esta estrategia. Todos los ministerios deben comprometerse con objetivos comunes alineados con las prioridades gubernamentales. Esto implica una transformación paralela del Estado, invirtiendo en la capacidad del servicio público para abordar desafíos complejos y desarrollar una gobernanza digital sólida, así como crear asociaciones público-privadas para maximizar el valor público.
Un elemento clave es la transformación del proceso de contratación pública, que representa del 12-15% del PIB brasileño. Se busca convertirlo en una palanca estratégica para crear nuevos mercados, ofreciendo oportunidades a empresas, incluyendo las pequeñas y medianas. Se establecerán condiciones para alinear la contratación con las misiones gubernamentales, garantizar accesibilidad en costos, compartir ganancias y derechos de propiedad intelectual, y reinvertir en actividades productivas.
La nueva política industrial utilizará diversos instrumentos estatales, como líneas de crédito especiales, recursos no reembolsables, acciones regulatorias y de propiedad intelectual, y políticas de obras y compras públicas. Todo con el objetivo de atraer inversiones privadas de manera responsable.
Se destinarán 60 mil millones de dólares para financiamientos destinados a la nueva política industrial hasta el 2026, además de futuros apalancamientos de recursos.
En resumen, Brasil se embarca en una nueva era industrial con la “Nueva Industria Brasil”. Con metas claras hasta 2033, enfocadas en seis misiones:
1) Seguridad Alimentaria: Garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, mecanizando el 70% de las explotaciones familiares en la próxima década, con un 95% de maquinaria nacional.
2) Salud: Aumentar la participación nacional en la producción de medicamentos, vacunas y equipos médicos del 42% al 70%.
3) Bienestar en Ciudades: Mejorar el bienestar urbano mediante infraestructuras sostenibles, saneamiento, vivienda y movilidad.
4) Transformación Digital de la Industria: Modernizar la industria, digitalizando el 90% de las empresas industriales y triplicando la participación nacional en nuevas tecnologías.
5) Bioeconomía y Sostenibilidad Energética: Ampliar la participación de biocombustibles en un 50% en la matriz energética de transportes, aumentar el uso de biodiversidad industrial y reducir en un 30% las emisiones de carbono de la industria nacional.
6) Defensa y Soberanía Tecnológica: Alcanzar autonomía en el 50% de las tecnologías críticas para fortalecer la soberanía nacional.
Perú también necesita una estrategia para impulsar su industria; para lo cual, al igual que Brasil, habría que empezar por la seguridad alimentaria industrializando el agro, asegurando la producción de fertilizantes con los fosfatos de Bayovar, y generando políticas de cambio de patrones de consumo que prioricen los productos nacionales, además de industrializar nuestra producción marina para consumo humano, potenciando nuestra reconocida industria naval.
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