Una sola China, un solo poder… ¡el de Xi Jinping!

Cómo se explica que Xi Jinping se esté asegurando su tercer mandato, se preguntan muchos. Para entenderlo, lo primero es conocer que, en China, el verdadero poder sólo existirá si se tienen en una sola mano las jefaturas del Partido Comunista Chino y la del Ejército Popular de Liberación; esta segunda como la rama militar del Partido Comunista de China. Estos son los dos grandes pilares estructurales sobre los que descansa el extraordinario ejercicio del poder del gobernante en China.

Esto, quizá, podría ser entendido, desde la visión democrática ortodoxa del mundo occidental, como autoritarismo totalitario al máximo, que lo es, pero es la forma como China ha construido el ejercicio del poder, es su visión "legítima y legitimada" de cómo el presidente de China debe gobernar.

En China, como en el taoísmo, que entiende y promueve la unidad como la forma natural de las cosas, inclusive el ejercicio del poder político, todo pareciera configurarse bajo el paradigma de la integralidad, de la unidad. Entonces, lo que viene ocurriendo con Xi Jinping no es un hecho aislado, no es una eventualidad del presente, sino que así funcionan los chinos, de tal manera que, sin muchas variaciones, se ha venido ejerciendo el poder del gobierno, prácticamente, desde 1949.

Si revisamos la historia, encontraremos, entre otros, un aspecto a tomar en cuenta, el cual refuerza la visión estructurante de la unicidad china. Efectivamente, percatémonos que en los tiempos de Mao Tse-Tung, tal como ocurre en los de Xi Jinping, impera la visión y discurso, la postura política, de "UNA SOLA CHINA", de una sola Nación, un solo Estado, lo cual se traduce, en el ámbito de la política internacional, un solo país conformado por el territorio de la China continental, Hong Kong, Macao y Taiwán como partes integrantes de "UNA SOLA CHINA", la República Popular China.

Un punto aparte, pero que guarda relación con su cosmovisión política unitaria, es su gran dimensión territorial, la cual ha sido determinista para su diversidad étnica, cultural e idiomática; sin embargo, para el resto del mundo la China se muestra, es y será "UNA SOLA CHINA".

El Dragón Rojo, en el ámbito internacional, para convertirse en el nuevo "hegemon" global, para hacer realidad la globalizante Segunda Ruta de la Seda, requiere, en el ámbito político interno, tener el manejo absoluto de la Asamblea Popular Nacional del Partido Comunista Chino, que es ejercido por el secretario general y, por tanto, líder supremo de China. Para gobernar China, imperativamente, también se requiere controlar la Comisión Militar Central del Ejército Popular de Liberación de la República Popular China. Es decir, el poder debe ser absoluto, debe ser ejercido por uno solo.

Así las cosas, la elección unánime por 2,952 votos a favor de Xi Jinping, como presidente de la República Popular China, no sólo respondería a una concepción unitaria tradicional del ejercicio del poder, de lo históricamente establecido, sino que es lo que este Estado-Nación requiere para hacer realidad el convertir a China como el nuevo "hegemon" mundial, de la mano del que consideran, y sería, el único máximo líder que los llevará a destronar a los Estados Unidos, conformándose así un nuevo orden mundial multipolar, donde la potente voz de los BRICS se hará escuchar y respetar.

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