Una política exterior de Estado
No tendrá ningún sentido si acaso, la inminente reunión de Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico – APEC, que organiza el Perú por tercera vez -las dos ocasiones anteriores fueron en 2008 y 2016-, termina como un encuentro únicamente de circunstancias para cruzar copas y vivir entre rótulos y etiquetas como decía el genial José Carlos Mariátegui. Nuestra vida internacional no puede estar signada por la coyuntura y el empirismo. Eso sería realmente desgraciado. Tenemos que mirar el resultado del mega encuentro de los líderes de las economías de la Cuenca Pacífico como uno que le produzca al país un resultado concreto para su crecimiento y desarrollo, de lo contrario, terminaría siendo una de las muchísimas que han sucedido en el ámbito de las relaciones internacionales, dominadas por la intrascendencia y la frivolidad. Junto al APEC está sin duda la inauguración del megapuerto de Chancay que, como obra portuaria para el desarrollo comercial fundamentalmente marítimo del país, debería transformarnos a los peruanos, sacarnos de la pobreza y convertirnos en una nación realmente vanguardista. Si esto último no está en la retina de nuestras autoridades, entonces estaremos sumergidos en la misma mediocridad que nos ha dominado por 200 años, que no han creado las condiciones para que seamos un país desarrollado. Es verdad que somo un país fracturado, pero también que podemos recuperar nuestra unidad nacional, invirtiendo en educación que nuestros gobernantes no creen o no quieren. Necesitamos mucho carácter para el momento que el Perú tiene hacia adelante y eso significa que nuestros gobernantes actúen con decisión y con coherencia y con una agenda de cumplimiento imperturbable, de lo contrario, van a querer ganarnos los anarquismos que por estas fechas buscarán desestabilizar a la patria. El Perú, decía Basadre, es mucho más que solamente un problema, porque somos una posibilidad, pero yo digo que nunca seremos una realidad si continuamos dando vueltas sin objetivo concreto, sin dar el paso profundo que el Perú necesita. Temo porque luego de estos momentos de éxtasis sigan otros del conformismo de siempre, como ha sido a lo largo de nuestra historia, y terminemos devorados por la inacción, la ausencia de imaginación y sin aprovechar el momento internacional que podría ser muy favorable para el país si acaso creamos las condiciones para que así sea. Todo está en las manos de los propios peruanos, pero seamos más claros: en las manos de nuestros gobernantes que si no dan la talla deberán dar un paso al costado o el mismo pueblo los moverá por su falta total de capacidad para llevar al país por el camino que merece. Nuestra política exterior y nuestras relaciones internacionales no se inventan, se crean, y esa diferencia es la que debe marcar próximamente nuestra vida internacional viéndose como una de Estado, de lo contrario, nos tocará señalar y levantar nuestra voz con la crítica que corresponda, como siempre sin hipotecas.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.