Una oportuna “iluminación” presidencial
De cara a las elecciones generales de abril de 2026, la presidenta Dina Boluarte se dirigió a la ciudadanía pidiéndole ejercer un voto “informado” en vista de los complejos comicios del año 2026, hasta ahora con más de cuarenta postulantes a la presidencia. Asimismo, invocó a las agrupaciones políticas a evitar la inclusión de personajes asociados a actos de violencia. “Consigan la confianza de los electores con propuestas que beneficien al país; con propuestas que, cuando sean autoridades, sí las van a cumplir; no con esperanzas falsas que solo utilizan en campaña para poder ganar el voto de la población (…) Y a los partidos en la carrera, les invocamos a reclutar a buenos peruanos que quieren hacer grandes cosas por la patria, no a quienes solo quieren resolverlo todo con la violencia (…) Queridos compatriotas, analicen bien a quién entregan su voto. A veces a los que ofrecen mucho les es difícil cumplir. El país nos necesita unidos, pero reflexivos para ver a quién le entregamos la confianza con el voto”, enfatizó Boluarte.
Quien ejerce la Presidencia del país hace bien en reflexionar así ante el pueblo. Probablemente Boluarte haya votado por ella misma en los comicios de 2021, y reconoce que el país ha tenido que padecer las terribles consecuencias de lo que, por un lado, significa votar por un comunista indocto y corrupto —como Pedro Castillo—, así como por alguien como ella, cuya única experiencia en política —hasta ese entonces— era ostentar el título de candidata perdedora a la alcaldía de Surquillo.
Este llamado tiene varias interpretaciones, algunas de las cuales merecen análisis. Empezando porque la gestión pública demanda preparación técnica y visión estratégica, particularmente en un país como Perú, donde la fragilidad institucional ha sido espantosa en los últimos años. Y esto requiere no solo promover perfiles con experiencia en administración pública, derecho constitucional y/o economía —que contribuyan a conseguir gobiernos eficientes y menos improvisados—, sino salir de la lacra de irreflexión, politización, corrupción, etc., que viene dominando las mentes de quienes vienen gobernándonos desde que la izquierda se hizo de la jefatura del Estado con Ollanta Humala.
Simultáneamente, el contexto en que Boluarte lanza este mensaje es clave. Lo hace ad portas de finalizar una cuestionada gestión signada por su desmanejo de la seguridad ciudadana, con gravísimas consecuencias de muerte, extorsión, chantaje, etc.; asimismo, deja unos riesgosos índices de pobreza y una institucionalidad democrática hecha flecos. Además, pide a los candidatos “no agarrarse de los errores de mi gobierno” como estrategia electoral para desviar el foco de las críticas legítimas a su administración.
En democracias abiertas, la diversidad de perfiles políticos es parte del juego electoral, siempre que los candidatos tengan formación sólida y su conocimiento del Estado no se limite a títulos académicos, sino a su experiencia en materias sociales, liderazgo comunitario y/o trayectoria en organizaciones civiles.
En resumen, el llamado de Boluarte puede tener buenas intenciones, pero también pudiese ser una estrategia para blindarse a futuro de las críticas.
Insistimos: ¡las elecciones de 2026 marcarán definitivamente el futuro del Perú!
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