Una maravillosa lección de moral política
En la Conferencia sobre Seguridad de Múnich, el vicepresidente de EE. UU., J. D. Vance, ha dado una durísima lección de moral política y de rescate de los valores occidentales y conservadores a la burocracia de Bruselas, que está imponiendo una dictadura woke a la U. E.
Sin más preámbulos, extractos del discurso que harían bien en leer también los políticos peruanos:
“La amenaza que más me preocupa en Europa no es Rusia, no es China, no es ningún otro actor externo (...) es la amenaza desde dentro: el retroceso de Europa en algunos de sus valores más fundamentales. (…) Miro a Bruselas, donde los commissars europeos advierten a los ciudadanos de que tienen la intención de cerrar las redes sociales en tiempos de disturbios civiles tan pronto como detecten lo que han considerado, cito, contenido de odio”.
“La libertad de expresión está retrocediendo (...) Todo esto se parece cada vez más a viejos intereses bien establecidos que se esconden detrás de palabras horribles de la era soviética como desinformación y mala información, y que simplemente no les gusta la idea de que alguien con un punto de vista diferente pueda expresar una opinión distinta o, Dios no lo quiera, votar de manera diferente…”.
“Europa se enfrenta a muchos desafíos, pero la crisis a la que se enfrenta es una crisis que nosotros mismos hemos provocado. (…) No se puede obtener un mandato democrático censurando a los adversarios o encarcelándolos, ya sea el jefe de la oposición, un humilde cristiano rezando o un periodista que intenta informar sobre la actualidad. Tampoco se puede conseguir ignorando a su electorado de base en cuestiones tan fundamentales como quién puede formar parte de nuestra sociedad común (…) No hay nada más urgente que la inmigración masiva”.
“Rechazar a la gente, rechazar sus preocupaciones o, peor aún, cerrar los medios de comunicación, interrumpir las elecciones o excluir a la gente del proceso político no protege nada. De hecho, es la forma más segura de destruir la democracia. (…) La democracia se basa en el principio sagrado de que la voz del pueblo cuenta. No hay lugar para las barreras sanitarias”.
“Creer en la democracia es comprender que cada uno de nuestros ciudadanos tiene sabiduría y voz. Como dijo una vez el papa Juan Pablo II, no tengan miedo. No debemos tener miedo de nuestro pueblo, incluso cuando expresa opiniones que no están de acuerdo con sus líderes”.
¡Maravilloso!
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