Una fiscalía politizada e incompetente
La Fiscalía de la Nación ha demostrado ser un ente politizado, manejado por intereses subalternos y absolutamente incapacitada para investigar en forma técnica y precisa a lo que llaman los grandes casos. Como Lava Jato. Veamos unos ejemplos. Investigar por lavado de dinero de Toledo tomó más de seis años. Antes de que se concretase, fugó tal vez por algún soplo fiscal. La investigación a Nadine Humala, por receptación de US$ 3 millones de Odebrecht blanqueados durante los años que ocupara el poder, lleva ocho años; pese a que existen declaraciones fehacientes al respecto de Marcelo Odebrecht y sus operadores Barata y compañía dando fe de los “aportes” en efectivo. Con detalles inclusive del local –el departamento miraflorino de Ollanta Humala– donde entregaron los US$ 3 millones. Adicionalmente los medios de información proveyeron innumerables pruebas en ese mismo sentido. Pero pese a haber transcurrido cerca de siete años desde que el Ministerio Público iniciara aquellas primeras pesquisas sobre este tremendo escándalo, ni Nadine Humala ni Ollanta Humala, su esposo, han sido acusados formalmente por la Fiscalía. Han pasado pues ocho años sin que uno de los casos más emblemáticos de corrupción que registra el país tenga dictamen definitivo de la Fiscalía de la Nación. Lo mismo debemos precisar que viene ocurriendo con el affaire de Susana Villarán –que incluye a Anel Townsend, Verónika Mendoza, Mariza Glave, Salomón Lerner– y con tantos otros individuos de la gauche que contribuyeron a lavar US$ 3 millones donados por la corrupta Odebrecht, dinero que fuera sifoneado a la campaña por la No Revocatoria. Cuidado. A este otro descaro –el de una Susana Villarán financiada por Odebrecht– hay que sumarle la desvergonzada colusión en que incurrió la ex alcaldesa –en este caso con amiguetes como Augusto Rey, su concejal predilecto– entregándole a Odebrecht la concesión Rutas de Lima incluso con el plazo de terminación ampliado a posteriori. Y los ejemplos de ineficiencia de la Fiscalía –por interés, por no querer hacer las cosas o por lo que fuere– pueden llenar varias páginas de este periódico.
En este orden de ideas, ¿bajo qué parámetros esta prensa vendida al Gobierno –por el subsidio de la publicidad estatal– endiosa a unos fiscales figurettis, teniendo en cuenta que su trabajo, si puede calificar como tal lo que estos vienen haciendo, es claramente ineficaz? Peor aún. Lo más probable es que esté digitado para manejar políticamente los casos. Como ocurre con los expedientes de Keiko Fujimori y Alan García a los que los fiscales les dedican “preferente atención”. Pero no precisamente para investigar los hechos, sino para mantener amedrentados y/o encarcelarlos a los incriminados –como el caso de Keiko Fujimori– y consecuentemente silenciarlos mientras se les investiga.
Resulta repudiable el triunfalismo con el cual la prensa vendida a Palacio endiosa a estos funcionarios del Ministerio Público –desmerecen el título de fiscales– que piden prisión para los investigados que no simpatizan con el Gobierno –esperando hallarles alguna evidencia– mientras a los sobones del régimen sí los exonera de esta flagrante violación a los derechos fundamentales.