ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Un país, una nación, una bandera

Imagen
Fecha Publicación: 09/07/2023 - 22:50
Escucha esta nota

Las élites caviares y comunistas pretenden desintegrar el Perú, como parte de su estrategia para hacerse del poder e implantar un régimen del socialismo del siglo XXI.

Por eso exacerban todas las diferencias posibles para convertirlas en motivo de lucha y enfrentamiento: pobres contra ricos, indios contra blancos, serranos contra costeños, mujeres contra hombres, LGBT contra heterosexuales, regiones contra Lima, etc.

Uno de los temas más socorridos en el último tiempo es el de las supuestas diferencias étnicas insalvables que dividen el Perú, alentando el separatismo puneño, pretextando la existencia de una presunta nación aimara, con valores totalmente diferentes al del Perú capitalista y occidentalizado.

En realidad, esa es una construcción artificial en la que hoy día concurren intereses diversos: las mafias de mineros ilegales, narcotraficantes y contrabandistas, que han enrolado en sus negocios a muchas personas; el interés del gobierno boliviano, que blanquea el oro ilegal puneño y la perversa intromisión de Evo Morales, un agente de las gavillas delincuenciales del socialismo del siglo XXI; y algunos cabecillas políticos del departamento, que utilizan el “regionalismo aimara” para hacerse de los cargos públicos y saquear los recursos estatales.

Naturalmente, existen aimaras que hablan ese idioma y se identifican como tales, aproximadamente el 1.6% de la población del Perú. Pero no ha sido su deseo segregarse y constituir una nación aparte. Por el contrario, la tendencia ha sido a incluirse. Es más, según el antropólogo Jürgen Golte, los andinos son más aptos para integrarse a un esquema capitalista que los criollos. Y habría que añadir, sobre todo los aimaras, reconocidos por su espíritu emprendedor y habilidad para los negocios. En verdad, en el Perú, a diferencia de otros países de la región, nunca ha habido movimientos “indigenistas” fuertes.

Un detalle que denota esa aspiración de integrarse y no de excluirse, es como los padres eligen los nombres de los hijos. Pedro Castillo, de nombre y apellido español, le puso el muy germánico Arnold a su hijo. Y su hija cuñada es Yénifer. La beligerante golpista Chávez Chino es Betssy. Y el puneño Lescano, padre de los Niños de AP, es Yonhy y su hermana la terrorista es Vasty. Mientras algunos intelectuales de izquierda ponen a sus hijos nombres quechuas como Urpi, los nombres más populares para los recién nacidos en Perú son Liam, Thiago, Dylan y Gael.

Obviamente el Perú es un país diverso, con muchas tradiciones, música, bailes, comidas y particularidades distintas. Como casi todos los países del mundo. Pero de ahí a pretender dividir al Perú en “naciones”, como han hecho en Bolivia que ahora se denomina “Estado Plurinacional”, es una completa necedad. Al igual que inventar una bandera inca que nunca existió, para tratar de oponer a un grupo de peruanos contra otro.

Es cierto que la identidad peruana es frágil. Por eso tenemos que hacer lo necesario para fortalecerla y no destruirla, como pretenden comunistas y caviares. Somos un país, una nación, y tenemos una bandera.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.