Un mensaje abusivo, aburrido e insubstancial

El Mensaje a la nación ha sido abusivo, aburrido, insubstancial y sin autocrítica. Las cinco horas que ha durado tuvieron el estilo retórico de Fidel Castro e implicaron una tortura para congresistas, ministros y ciudadanos en general. Tanto que muchos terminaron dormidos o yéndose del hemiciclo.
Aburrido porque se hizo un recuento puntilloso de obras, sector por sector, sin posibilidad alguna de auditar la información sobre tiempos de cumplimiento, montos invertidos y calidades obtenidas; además, se presentaron como éxitos porcentajes de avances tan relativos como la magra ejecución de apenas 36,6% del presupuesto nacional a junio de este año; mientras se han anunciado como remedio medidas de austeridad para Petroperú, cuando lo que en realidad se requiere es liquidar esa empresa que roba fondos enormes del Estado. En fin, un pastiche de anuncios sin rango de comparación, llenos de triunfalismo y medias verdades que no llegan a ocultar la mediocridad del gobierno de Boluarte.
Insubstancial porque no se han explicado los lineamientos para problemas enormes como el de la inseguridad ciudadana. Solo se ha anunciado el innecesario cambio de nombre de la Policía Nacional y la asignación de más fondos, pero no se ha explicado cuál será la estrategia integral para combatir el crimen organizado. Tampoco se ha mencionado siquiera cómo se preservará la integridad del territorio patrio pese al accionar de fuerzas escisionistas en Puno, Purús y la triple frontera.
Sobre la minería sí se ha apoyado el inicio de operaciones mineras en Tía María, pero nada se ha dicho de cómo se facilitará la puesta en operación de un stock minero de 53 mil millones de dólares de proyectos mineros que hoy están chantajeados por la izquierda caviar y extremista, contra la cual no hay planes de contención.
Luego se han dicho barbaridades gruesas como el licenciamiento de once nuevas universidades, mientras que se seguirán ampliando los planes asistencialistas sin ninguna austeridad del Estado. Y en esto, la mora sobre la torta ha sido el anuncio de la creación de otro elefante blanco: el nuevo Ministerio de Infraestructura. Un disparate antitécnico cuando lo que se requiere es recortar burocracia y gasto público.
Así, lo único positivo ha sido la referencia al Megapuerto de Chancay (lo del Callao viene de atrás) y la integración económica con China. Si no fuera por los éxitos en política exterior, Dina no hubiera tenido nada concreto que exhibir. Un mensaje para el olvido.

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