Un Gobierno con un Gabinete muy desgastado
Seamos claros, cuando asumió Gustavo Adrianzén la PCM -después del escándalo de las amigas de Otárola- no realizó ningún cambio en el Gabinete y esto reveló que se trataba de una gestión sin un nuevo impulso ni fuerza para hacer cambiar el rumbo de las cosas. Básicamente, el Gabinete Adrianzén es un Gabinete Otárola sin Otárola. Recordemos que en el peor momento mediático del Gobierno post salida de Otárola, este último se dejó captar por la prensa ingresando sonriente a Palacio, como quien da a entender que venía a aconsejar a una Boluarte que no sabía qué hacer sin él. Es gracioso que un operador táctico, cumplidor eso sí, pero sin mayor vuelo intelectual o electoral se crea un gran estratega e incluso diera a entender que miraba la Presidencia de la República como una posibilidad tras su salida de la PCM. La vanidad asociada al poder hace estragos, sin duda, en determinadas personas.
Las gestiones de los ministros tras el cambio de PCM han seguido siendo ampliamente grises y es porque Boluarte reparte puestos básicamente con dos criterios: cuoteo con otras fuerzas o aliados (caso Vásquez y Acuña para el MINSA) o ejercicios públicos de devoción más allá de toda lógica o vergüenza. Esto último lo vemos en las declaraciones sobre su inocencia alrededor de los Rolex o de sus posibilidades electorales a futuro. Incluso cuestiones triunfalistas y absurdas como que no existe hambre en el Perú. Papelones que perpetran constantemente sus ministros favoritos. No quiero dejar de señalar que sin necesidad de llegar al acuerdo de cuota ministerial, siento que el Gobierno tiene un fuerte compromiso con Vladimir Cerrón, expresado primero en su no captura, pero además en la falta de decisión en el asunto de Petroperú, en el cual hasta creo que cambiarán al Directorio por sincerar que la situación es insostenible. Sin duda, otra muestra de descomposición moral.
Mi tesis sobre el momento que se vive en el país es que la presidenta Boluarte y las fuerzas que la sostienen en el Congreso deberían transparentar las cosas y armar un Gabinete parlamentarizado en donde abiertamente las principales fuerzas congresales tengan ministerios y pongan así lo mejor que puedan convocar, pero a la vez asuman el costo político de blindar a un Ejecutivo frívolo y sin brújula. Lo que pretenden hoy es hacerlo a escondidas con la esperanza de que si más adelante la cuestionan o incluso si la llegan a vacar, le digan al país a todo volumen que siempre fueron oposición. Ello lo considero una falta de respeto al Perú. La “sobrevivencia cruzada” está ahora en su mayor expresión y la apreciamos ante la ausencia de censuras a un Gabinete que ya describimos como errático e incapaz. Responsabilizo de esto fundamentalmente a APP, pero también al fujimorismo.
Claro que la Presidenta no tomará este camino y seguramente decida hacer un enroque simplón y ascender a algunos de sus escuderos más entusiastas como Quero, Arana, Pérez de Cuéllar, etc., en caso se decida prescindir de Adrianzén. Incluso me temo que si decidiera darle esa responsabilidad a González Olaechea -el ministro con la nota más alta del Gobierno de lejos- no lo dejaría hacer mayores cambios. Mientras, la agenda social sigue sin ser abordada, lo que pone al margen de las prioridades a las mayorías nacionales.
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