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Un año nefasto

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Fecha Publicación: 27/06/2022 - 22:58
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Justamente hoy nos encontramos a un mes de que Pedro Castillo cumpla un año a cargo del Poder Ejecutivo.

Pareciera que se confirma aquello de que “pasa solo en el Perú” y que se suele usar en sentido de divertido asombro. Sin embargo, en el caso concreto del régimen político instaurado el 28 de julio de 2021, nada más lejano a lo divertido y sí próximo a tragedia.

Los grupos políticos que participaron en las elecciones generales del 2021 sabían que el Perú, luego de casi tres décadas de avance y consolidación de reformas estructurales, atravesaba por una difícil situación social, económica y sanitaria derivada de la pandemia de la covid-19 y el deficiente manejo que el gobierno del vacado Vizcarra y su transitorio reemplazo le habían dado. No solo había alcanzado el récord mundial de muertos por número de habitantes sino un grave deterioro del sistema productivo, con millones de puestos de trabajo perdidos, con los efectos sociales que ello supone.

Fuera del rastro de opacidad que dejó ese proceso electoral, el 28 de julio de 2021 vimos a un mandatario ridiculizado por su propia voluntad, tanto en la forma como en el fondo. Basta recordar la imagen de Castillo en plena ceremonia solemne de asunción de cargo en el Congreso de la República, portando la banda presidencial y a la vez un sombrero que los auténticos agricultores se quitan respetuosamente apenas ingresan a su casa o un recinto cerrado. Y anuncios como aquél de que no despacharía en Palacio de Gobierno porque se trataba de un símbolo colonial; luego se comprobó el uso de lugares clandestinos para encuentros y toma de decisiones sobre temas estatales.

Desde el inicio salieron a la luz personajes indignos –por capacidad y moralidad- de los altos cargos que el mismo Castillo les asignaba, en claudicante complicidad con, hasta hoy, cuatro presidentes de Consejo de Ministros, así como familiares cercanos y paisanos manoseando la cosa pública e incurriendo en flagrantes delitos que los han llevado a ser actualmente prófugos de la justicia.

No es casual que hoy el Perú padezca de una inflación como no se había tenido en cinco lustros y un aumento de conflictividad, generada sin duda desde el propio Poder Ejecutivo, que bloquea importantes proyectos mineros en marcha y muchos otros en prospecto.

Corrupción e ineficiencia directamente ligadas a la persona de P. Castillo, que cumplirán un año gracias a que el Congreso y el sistema de administración de justicia no hacen lo que corresponde para ponerle un alto definitivo.

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