Turba intimidatoria ecuatoriana: ejemplo a tener en cuenta
Los disturbios intimidatorios que se han suscitado en Ecuador son un mal ejemplo que debemos tener muy presente en nuestro país, donde alrededor del tema minero hay protestas de ciertos grupos en la Macroregión Sur, y la prédica del señor Martín Vizcarra se basa en “hacer lo que el pueblo pide”, monserga que creó corriente de opinión para el ilegal cierre del Congreso de la República.
En Ecuador, la decisión gubernamental de ir disminuyendo paulatinamente el subsidio a los combustibles, práctica de 40 años de vigencia que ha complicado en extremo las cuentas fiscales, fue el motivo de la asonada que llevó al presidente Lenín Moreno a trasladar la sede del gobierno de Quito a Guayaquil, y que ha terminado en retroceso, al no tener ya control de la situación. El gobierno ha quedado debilitado y su estabilidad es precaria.
Estos son hechos conocidos. Donde debe dirigirse la mirada aguda es al manejo de la escalada de violencia, donde observadores refieren que bien pudo estar manejada desde fuera de las fronteras ecuatorianas por una mezcla de intereses económicos y políticos.
En el caso peruano, la protesta que se está desarrollando en la región Arequipa, en la provincia de Islay contra el Proyecto Tía María, y en las regiones de Apurímac -provincia de Cotabambas y Grau- y Cusco- provincias de Paruro, Chumbivilcas y Espinar- por el Corredor Minero de Las Bambas, tiene todos los elementos para un accionar similar al ecuatoriano.
La posición del vizcarrismo en este problema es una incógnita. Mi percepción es que capitularía ante sus aliados políticos. Sin embargo, los que tienen en sus manos ejercer una posición en contrario al interior del Ejecutivo son el ministro de Energía y Minas, secundado por la ministra de Economía y Finanzas y el viceministro de Gobernanza Territorial, a pesar del Premier.
Tendrán que hacer compulsa de fuerzas en el Consejo de Ministros para tomar una posición pro inversora, por supuesto con estrategia de por medio, el voluntarismo no servirá.
De triunfar los protestantes, estaremos empezando el retroceso de la inversión minera en el Perú con todo su correlato en el crecimiento del PBI y del stock de inversión extranjera directa. Sería el principio del fin.