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Tulio Mora, General de una generación

Fecha Publicación: 02/02/2019 - 21:10
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Su nombre suena a leyenda. “Tulio Mora”, lo pronuncié por primera vez en Tumbes, en casa de don Rigoberto Meza, cuando me obsequió la antología de Alberto Escobar. Yo tenía trece años y la inquietud de un fauno. Luego lo leí a los diecisiete: “Cementerio general” fue la épica que me hizo entender que la poesía necesita de ese vigor marcial para reescribir el pasado, sus protagonistas como los nudos de un quipu que se desata en la garganta. Por eso, cuando lo conocí, el primer impacto fue de desencuentro y de ruptura. Tulio Mora apareció en el jirón Quilca con la autoridad de un puma. En sus ojos la ciudad se encendía y, con él, una generación cuya apuesta por el poema integral continúa entregándonos sus réplicas. Lo conocí así, golpeando el orden de un circuito hipócrita y siniestro y lo volví a encontrar el 2013 cuando, gracias a Arturo Corcuera y Emma Vigueras, su suegra, logramos que acepte participar en la primera Primavera Poética. Tulio Mora leyó acompañado por Tatiana Berger, su inseparable compañera. Allí tuvo la generosidad de firmarme dos de sus libros y no lo volví a ver hasta el 2014 en las presentaciones de “La ópera de Dulce Diamante” de Óscar Málaga, “El alucinado” de Jorge Nájar y, el 2015, cuando presentó “Salmos de sangre”, otra vez de Óscar,  su hermano de Estación Reunida, en la tercera Primavera.  Tulio Mora, su nombre suena a leyenda. Tulio Mora, el teórico de Hora Zero, el incisivo, el crítico, el contestatario, el poeta a quien no le temblaba la pluma para perturbar a verbo limpio ha incendiado sus días con el manto perpetuo de quien no se irá jamás. Gracias por las lecciones, gracias por enseñarnos a ser frontal en un país donde acaso también sobra eternidad. Descansa en paz, eterno General.