Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia
Queridos hermanos, estamos ante el Domingo XXI del Tiempo Ordinario. ¿Qué nos dice esta Palabra?
La Primera Lectura es del profeta Isaías y dice: Así dice el Señor al mayordomo de palacio: «Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo». Esta lectura nos invita a ser honestos ante Dios, ser consecuentes, ser auténticos. Pon en práctica la Palabra de Dios que has recibido, de lo contrario el Señor pondrá a otro, te quitará del cargo que tienes.
Dice el profeta: Aquel día, llamaré a mi siervo. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David. Esta Primera Lectura nos llama a la conversión, nos invita a gobernar (cada uno en su puesto) con rectitud.
Por eso respondemos con el Salmo 137: «Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre». Daremos gracias a Dios porque Él ha desvelado al hombre el secreto de la felicidad: decir la verdad y ser auténtico. No gobernar por afecto o por lo que dice la mayoría. Sigue diciendo el Salmo: «Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos». La obra más importante que Dios ha hecho en el mundo es el hombre.
La Segunda Lectura, que es de San Pablo a los Romanos, nos revela el conocimiento de Dios. Es decir, el Señor da la sabiduría, saborear lo que son las Escrituras. «¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero para que él le devuelva?». Todo esto nos invita a saborear las Escrituras, el Evangelio, la Biblia, porque en ella está el secreto de la Vida Eterna aquí en la tierra.
En el Aleluya cantamos: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará». ¿Qué le ha enseñado Jesús a Pedro? Le ha enseñado a no confiar en sus propias fuerzas, en sus puños. Porque si él se apoya en sí mismo traiciona a Jesús (como lo hizo tres veces).
El Evangelio de este domingo es de San Mateo, e inicia con una pregunta de Jesús a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: “—«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó: —«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»” Esa es la pregunta que el Señor te hace hoy: ¿Tú quién dices que es Jesús? ¿Quién es Jesús para ti? Continúa el evangelio diciendo que Simón Pedro tomó la palabra y dijo: “—«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le respondió: —« ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”. Este “atar y desatar” es la misión de la Iglesia. Hoy la Palabra nos invita a la conversión, nos llama a atarnos al único que está firme, que es Jesucristo, a quien el Padre ha resucitado. Y que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes. Amén.
Obispo emérito del Callao