“Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”
Estamos en la celebración del Bautismo del Señor. Un día como hoy, hace 12 años, me ordenaron de Obispo en la Catedral de la Almudena en Madrid, en el año 2012. También celebro 48 años de mí presencia en Perú, enviado a predicar el Evangelio. Por eso este día es un acontecimiento muy importante para mí.
¿Qué dice la Palabra? La primera Palabra es el libro de Isaías: “Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones”. ¿Cómo se comporta ese siervo? “No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra”, es decir, el Espíritu Santo que nos ofrece la profecía, que nos ofrece Jesucristo con su presencia y que nos deja en la tierra cuando él va al Padre. Hermanos, estamos viviendo guerras, la obstinación y vociferación por las calles; Cristo quiere transformarnos a imagen suya, imagen del Siervo de Yahvé, que se humilla y nos lava los pies.
Respondemos con el salmo 28: El Señor bendice a su pueblo con la paz. Dice la segunda Palabra que “Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.
Estamos, tú y yo, ungidos por ese Espíritu Santo, por la confirmación, por el Sacramento del orden episcopal. Tenemos una misión importante: Anunciar la liberación a la gente que está oprimida o presa del demonio. El Señor nos llama a renunciar a las pompas, que significaba, renunciar a la prostitución y a la violencia, significaba renunciar a los poderes de este mundo, que son del demonio, a través del encuentro con Jesucristo que viene de lo alto.
El Evangelio de San Marcos habla del Bautismo de Jesús. Hoy tenemos en el cielo las luces del mundo que nos impiden ver las grandes estrellas en el cielo, que son los santos. Dice el Señor: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”.Jesús nos ha dado la posibilidad de vivir la iniciación cristiana, es decir, el bautismo. En esta festividad del Bautismo de Jesús, que el Señor nos permita nacer de lo alto.
Que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con todos vosotros. Recen por mí en este día para que el Señor me siga dando fuerza y el Espíritu Santo para vivir gratis lo que el Señor me ha dado.
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