«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo»

Queridos hermanos

Estamos ante el Domingo XXI del Tiempo Ordinario. La primera Palabra que nos da la Iglesia es del Profeta Isaías, y dice: “Si no eres fiel, te echaré de tu puesto y te destituiré de tu cargo”. El Señor nos invita a ser fieles. ¿Qué es ser fiel? Es tener fe, es dejarnos transformar por el Señor. “Le daré tus poderes será padre para los habitantes de Jerusalén”. Jerusalén significa Shalom, ciudad de paz; que hace presente la Iglesia. Hoy Jerusalén no es una ciudad de paz porque el mundo está en guerra. Bien, hermanos, esta es la misión de la Iglesia: abrir puertas, no cerrarlas, abrir el Evangelio a toda criatura a todo hombre que se siente esclavo y quiere experimentar el rescate, es decir, la salvación de Dios.

Por eso respondemos con el Salmo 137: “Señor tu misericordia es eterna, no abandonas la obra de tus manos, no nos abandones Señor, porque el Señor es sublime”. ¿En quién se fija el Señor? No en las potencias, no en los magnates, no en nuestra superioridad humana, sino que “se fija en el humilde, de lejos conoce al soberbio”. Hermanos, dejemos de mirarnos a nosotros mismos, dejemos de contemplar nuestros pecados y contemplemos la misericordia del Señor. Por eso es importante pedirle al Señor el discernimiento para hacer su voluntad; como nos invita la segunda Palabra.

La Palabra del Evangelio es de San Mateo, dice que: “Estaban en Cesárea de Filipo, y Jesús preguntó a sus discípulos: ¿quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?”. Esa pregunta está escrutando. Y responden los apóstoles: “unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otro que Jeremías, otros dicen que eres otro más de los profetas”; y Jesús pregunta: “y vosotros ¿quién decís que soy yo?”. Esta pregunta nos la hace hoy el Señor a todos nosotros: ¿Quién decís que soy yo? Cristo no es una ideología, no es un cuento es una persona. ¿Te has encontrado con esta persona que se llama Jesús de Nazaret, tiene poder sobre ti, sobre mí, sobre nuestro futuro? Simón le dijo: “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo”. Hoy el Señor viene a decirnos que no es tu esfuerzo el que ha descubierto a Jesús, no eres tú el que elige ser cristiano. “Ahora te digo Yo: tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no la derrotará, te doy las llaves del reino de los cielos…”. Qué importante es la Iglesia, hermanos. ¿Cómo aprende Pedro a anunciar el Evangelio? Equivocándose, pecando. Jesús edifica su Iglesia sobre la roca, no en la ideología, no en el progresismo, no en lo tradicionalismo, sino en la Palabra de Dios, en la auténtica Tradición de la Iglesia. Por eso acude a misa el domingo, escucha la Palabra y verás que cambia tu corazón, que cambia tu mente.

Pues bien, hermanos, ánimo y que la bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con todos vosotros.

Mons. José Luis del Palacio

Obispo E. Del Callao

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