Tres títulos de Mesa Redonda

1. Javier Perea ha escrito una novela desde la pérdida. Chimenea de hadas es un inventario del dolor y de su trasmutación con el mundo. Por eso las referencias geográficas son elementos simbólicos que nos presentan al protagonista en su dimensión cosmopolita. Es decir, advierte, desde esa riqueza escénica, las particularidades de sus personajes con el aplomo de quien conoce la historia.

Perea sabe de lo que habla, por eso su registro normaliza los mapas, las superficies de aquellas ciudades donde conocieron el amor y la tragedia, pero también los abismos con los que aprendieron a convivir. La novela es un aguafuerte que subraya con claridad el vértigo de esta época, el conflicto al que nos enfrentamos día a día. Más que un texto para reafirmar la calidad de su autor, es un archivo de señales con las que Perea reta a su lector. Lo enfrenta consigo mismo, lo aterriza: desempolva sus hadas.

2. La fábula es esa composición literaria que tiene animales como protagonistas, con la intención de entregar una enseñanza o un aporte “moral”. Elena Ortiz Escobar, domina la fábula, sabe qué elementos explorar para capturar nuestra atención. Por eso, Ramón, el león pelucón, funciona muy bien como documento de lectura no solo para niños. Ramón, el protagonista, es un león que se distingue de la manada por su particular melena. En la trama, Ortiz Escobar, acude a una de las tácticas del relato bíblico: al león le cortan con engaños la melena. Cuando imaginamos que estamos frente a un hecho con final predecible, la autora le hace una especie de quiasmo al mito de Sansón, otorgándole a su protagonista una habilidad que hace que salve del peligro a su manada. Así, Ramón, se constituye como un líder imbatible. Debo decir que a la maestría de Elena Ortiz Escobar en la narración, se agrega la pulcritud de las imágenes, obra de Stalin Alva.

3. Julio César Valdez Pomareda es un ex Teniente General de la Fuerza Armada del Perú, que ha escrito una inquietante novela: El chamancito rojo. El argumento es impresionante: un ex aviador se inicia como chamán llegando a ser uno de los “brujos” más poderosos de la selva.

La contribución de Valdez Pomareda es importante. Conocíamos historias de mística precristiana ocurridas en el norte de nuestro país; por ejemplo, son interesantes las novelas sobre las lagunas de Huancabamba del poeta y catedrático Dimas Arrieta (Camino a las Huaringas, En el reino de los Guayacundos, El jardín de los encantos).

El chamancito rojo, nos pone frente a otro escenario: la selva, Pucallpa, más precisamente, la laguna de Yarinacocha, y a ello, Valdez Pomareda agrega otros elementos que le dan consistencia: los hábitos de las comunidades y el asedio de la criminalidad. ¿Puede convivir la fe cristiana y el poder chamán? Es la pregunta que nos lanza y que nos responde a través de sus 224 páginas.

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