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Torres derrumbadas- 11S

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Fecha Publicación: 10/09/2025 - 21:30
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Mientras cerraba mi columna para hoy, jueves 11 de setiembre, recordando los 24 años que en esta fecha cumple el trágico atentado terrorista de Al Qaeda que se trajo abajo las emblemáticas Torres Gemelas de Nueva York, constituyendo el evento planetario de mayor impacto en el inicio del siglo XXI, me asaltó por todos los medios, la noticia de la no menos trágica muerte por asesinato en la víspera, del conocido activista estadounidense, Charlie Kirk, amigo del presidente Donald Trump, que confirmó su deceso, luego de ser objeto de un disparo que le atravesó el cuello a la vista de una multitud que lo escuchaba en la Universidad de Utah. En efecto, el atentado terrorista en Nueva York y ese mismo día también en el Pentágono, en Washington, que modificó el decurso del orden mundial, y este reciente crimen, enlutan al país más poderoso del mundo y pone en cuestión la seguridad en sus diversas manifestaciones. El 11 de setiembre de 2001 la moral y el orgullo estadounidenses estaban por los suelos. La idea de que Estados Unidos, que sigue siendo el hegemón, era invulnerable, se convirtió en un asunto del pasado. Se trató del mayor atentado nunca antes registrado por la humanidad. Ese día cambiaron los paradigmas de las relaciones internacionales, y los conceptos de política exterior, seguridad y defensa, tuvieron que ser redefinidos. El mundo unipolar liderado únicamente por Estados Unidos, que se encumbró con la caída del Muro de Berlín en 1989 –el momento final del mundo bipolar de la Guerra Fría (1945-1989), cedía el paso a otro denominado unimultipolar, que para otros era solamente multipolar, donde el propio Estados Unidos, debía compartir el liderazgo planetario, pero por estos tiempos sobresaltado por el fenómeno de la guerra en Europa del Este entre Rusia y Ucrania y el conflicto en Medio Oriente (Israel y Hamás, Israel y Hezbolá e Israel con Irán), y la migración internacional, que, junto al terrorismo en el globo, jamás ha sido visto en modo tan visible y penetrante en la agenda planetaria, y con estos, la emersión de las colisiones entre el progresismo y el ultra conservadurismo o el nacionalismo. Es verdad que Washington cruzó los continentes y fue a la caza de Osama Bin Laden, derrocando al régimen Talibán aliado de Al Qaeda, y liquidando al líder terrorista en Islamabad recién en 2009, pero también lo es que el daño ya estaba hecho. El Estado Islámico surgió de las entrañas de Al Qaeda y causó estragos, y aunque no debe ser descuidado, lo único cierto es que desde 2001, el mundo enfrenta al fenómeno del terrorismo internacional como el mayor óbice no convencional contemporáneo, de allí que, desde la teoría de las relaciones internacionales, no debemos perderlo de vista mirando el orden mundial, que sigue cambiando, junto a la criminalidad internacional que acaba de acabar con la vida de Charlie Kirk.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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