Todos somos marineros
“Todos somos marineros”, película peruana dirigida por Miguel Ángel Moulet, narra la historia de tres marinos rusos. Ellos, pescadores frente a las costas de Chimbote, ya han excedido el permiso que el Estado peruano les ha otorgado. Deben dejar nuestro territorio o regularizar sus permisos. El tiempo que llevan en mar peruano ya les ha permitido manejar el idioma, las jergas, ciertas costumbres y vincularse, incluso amorosamente, con los peruanos. Se les ve agotados, aburridos. La tensión es alta entre ellos. Y pensar en el amor cuando el plan es volver a su país, pues es muy complicado. Sin embargo, aún estamos bastante lejos de descubrir la mayor dificultad que enfrentarán estos marinos, sobre todo uno, Tolya (Andrei Sladkov). Si bien el drama que nos ofrece Moulet es interesante por cómo adiciona las dificultades que enfrentan los rusos, son otros los elementos que despiertan interés en este film.
Para empezar, los tiempos muertos. El silencio de los actores en algunas escenas —prácticamente inmóviles— ilustran la tensión dramática de los personajes; además inquietan al espectador. En ese sentido, el contraste entre los imperturbables personajes rusos y los activos peruanos es muy elocuente. Así también, el sonido. El hermetismo de los actores es acompañado por sonidos incidentales que roban la atención del público: metales del barco en movimiento, aves, fuegos artificiales, motores, el mar. Un constante ruido que pareciera decirnos que no hay forma de escapar del lugar en el que uno está. Y es justamente el ruido lo que guía a Tolya hacia la escena lúgubre, trágica, sorprendente, en el que la cámara se queda estática, en la que las confusas acciones se suceden en los extremos del plano, con imágenes oscuras, que incluso lo exceden. Así cuenta la historia Moulet, con imágenes borrosas, escondiendo a los personajes, privilegiando el sonido, en la oscuridad, cortando rostros.
«Todos somos marineros» es una película rica en lenguaje, sorprendente y diferente. Más que satisfactoria para todos aquellos que, según he visto en redes sociales, están cansados de las comedias coloridas.